La verdadera fotografía de España
Archivado en: Editorial, Cáritas, pobreza, riesgo de exclusión social
El último informe que ha hecho público Cáritas es una radiografía que dibuja con terrible exactitud cómo la crisis está golpeando a los hogares españoles. El número de personas que llamaron a las puertas de esta organización para pedir alimentos o ayuda económica ascendió el año pasado a un total de 950.000, lo que supone más del doble que tres años antes, en 2007, cuando los ciudadanos atendidos rondaron los 400.000. Las estadísticas son frías, pero el titular es demoledor: en tres años, la crisis ha duplicado el número de pobres en España. Diez millones de personas -he escrito bien, diez millones- viven actualmente bajo el umbral de la pobreza y otros ocho, en riesgo de exclusión social. Son personas que acudieron a Cáritas para pedir lo más básico, alimentación, ropa y calzado, asistencia sanitaria y también apoyo para el pago de recibos de luz, agua o alquiler. Personas con nombres y apellidos, necesitadas de verdad, que carecen de lo más mínimo y a las que los servicios sociales del Estado han dejado de atender, o nunca lo hicieron. Si tenemos en cuenta que en España hay 40 millones de personas, significa que un 25 por ciento de la población está en situación de necesidad. Una brecha social demasiado alta para un país supuestamente moderno y desarrollado. Antes de conocer el informe de Cáritas hemos escuchado al vicepresidente primero, ministro de Interior y candidato Alfredo P. Rubalcaba -llamadme Alfredo- bromeando acerca del paro. Primero dijo sin inmutarse que conoce la solución. Podríamos pensar en positivo. Al menos alguien en el Gobierno tiene la receta, pero aflora la indignación por el tiempo perdido: ¿A qué ha estado esperando para ponerla en práctica? Su respuesta, al ser preguntado de nuevo, es un insulto a los casi cinco millones de parados: "¿Mi receta? Como en el cine, proximamente..." Está España como para hacer bromas, que se lo cuenten a los que hacen cola cada mañana en los comedores sociales. Los mercados y agencias de riesgo nos evalúan, nos someten a escrutinio y rebajan o elevan nuestra calificación. Insiste Rubalcaba en que los mercados tienen muy claro quién es quién. "No somos Portugal, ni Grecia, ni Irlanda". En eso hay que darle la razón al candidato. Somos España. Para conocer lo que somos y cómo estamos, sobran los sesudos informes y los analistas de salón, cuyo papel en la crisis, por cierto, también habría que someter a examen. Una cuarta parte de la población está pasando por necesidades. Es la realidad que nos enfrenta a la verdadera fotografía de España.
Publicado el 8 de julio de 2011 a las 09:00.