El 23-F y el Ejército: del recelo a la admiración
Archivado en: Editorial, 23_F, Carme Chacón
Aunque la grave crisis económica no nos deja, desde hace ya más de dos años, hacer grandes derroches de optimismo, la fotografía de la España del 23-F, cuyo treinta aniversario acaba de tener lugar, y la toma de conciencia de la crucial transformación de toda nuestra arquitectura institucional, desde esa fotografía hasta nuestros días, no puede ser más que motivo de satisfacción y de júbilo para quienes siempre hemos creído que la democracia es un sistema que hay que cuidar y hay que defender y que nunca, bajo ningún pretexto, debe ser sustituida. Uno de los paradigmas de la gran metamorfosis experimentada por la sociedad española desde el régimen dictatorial hasta la democracia consolidada de hoy son nuestras Fuerzas Armadas, una de los instituciones mejor valoradas y queridas por la opinión pública. Pero no siempre ha sido así. En 1981, cuando se produjo el Golpe de Estado, nuestro Ejército era una institución educada en la dictadura, internacionalmente aislada y pobremente equipada que despertaba el recelo de una ciudadanía que había soportado durante casi cuarenta años la falta de libertad de un régimen militar. Fue extraordinariamente complicado deshacer los tres ministerios militares que existían entonces y sustituirlos por un Ministerio de Defensa controlado por el poder civil. Treinta años después podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el Ejército español goza de una buena salud y de una no menos buena reputación. Muchos factores han intervenido en este cambio, pero desde el impulso democrático que el general Gutiérrez Mellado le insufló el mismo día del Golpe con su valerosa actuación frente a los asaltantes del Congreso, al día de hoy, en que al frente de nuestra defensa nacional está una mujer, estos 30 años de historia de las Fuerzas Armadas bien pueden resumirse en siete hitos: la reorganización de la defensa nacional, la internacionalización, la profesionalización de los Ejércitos, la enseñanza militar, la renovación de los medios materiales, la incorporación de la mujer, y la participación en las misiones internacionales. Actualmente España mantiene desplegados en el exterior a 3.000 militares y ostenta el mando en tres de las cuatro misiones internacionales en las que participa, y otros 130.000 hombres y mujeres dentro del país "garantizan sin descanso la seguridad" del territorio. No le faltan razones a la ministra Chacón para llenarse de orgullo hablando del Ejército. Chacón, una ministra también muy reputada, que, por cierto, no se descarta como sucesora de Zapatero. Pero de eso hablaremos otro día.
Publicado el 24 de febrero de 2011 a las 12:00.