Instrumentalización de las protestas
Ya es casualidad que la manifestación convocada en Madrid en apoyo de los estudiantes valencianos y contra las cargas policiales en las que derivó lo que en principio parecía una protesta pacífica contra la falta de calefacción en un instituto valenciano, acabara a las puertas de la sede del Partido Popular de la calle Génova con el lanzamiento de piedras y bolas de acero. Los manifestantes previamente se habían concentrado frente a la sede de la presidencia de la Comunidad para seguir el ritual de las manifestaciones que convoca la izquierda en Madrid, pues una algarada callejera que no se cebe contra Esperanza Aguirre parece que no tiene pedigrí. Esta es la consigna, ganar en la calle lo que no se consigue en las urnas y la excusa es lo de menos. Da igual protestar contra la reforma laboral que contra los recortes en educación. El caso es dar la sensación de que España esta en la calle, pues bajo el paraguas de la indignación cabe casi todo. Las manifestaciones del domingo fueron el primer germen de la instrumentalización de las protestas ciudadanas. Sin entrar en la habitual guerra de cifras, entre el medio millón que se atribuyen los convocantes y los cincuenta mil que estimó la policía, hay un término medio, aunque nadie puede negar que el domingo mucha gente se movilizó en todas las ciudades de España para protestar contra la reforma laboral. Allí estaban todos los grupos y organizaciones de la izquierda, los sindicatos, el PSOE, Izquierda Unida y los del 15-M, todos a una en la calle, entre ellos destacados socialistas. Algunos con responsabilidad directa en el gobierno que negó la crisis mientras engordaban las cifras del paro, como el ex ministro de Trabajo, Valeriano Gómez. En todo momento el comportamiento de los manifestantes fue ejemplar, pero había que mantener la tensión. La protesta de los estudiantes en Valencia y la actuación policial han hecho el resto y el PSOE ha puesto a funcionar toda su maquinaria para alimentar la polémica. Conviene medir bien el tono de las soflamas y no manipular los hechos. Interior ha encargado una investigación que analizará si la policía actuó correcta o desproporcionadamente. Los estudiantes no deberían secundar a los provocadores, que son los que reventaron una manifestación pacífica. De hecho, ninguno de los 25 detenidos es alumno del Instituto Luis Vives que dio origen a la protesta. Y los policías y sus responsables, responder con equilibrio para garantizar el orden. Por mucho que algunos se empeñen, ni esto es Grecia, ni queremos que se le parezca.
Publicado el 27 de febrero de 2012 a las 11:30.