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Blog de Alberto Castillo

Sin acritud

Regular, pero no eliminar derechos

Archivado en: Editorial, ley antitabaco

Lo primero, conviene señalar  que desde que ha entrado en vigor la ley antitabaco, el ambiente que se respira en cafeterías, restaurantes y locales de copas, es infinitamente más limpio que hace unos días. Lo segundo, se puede estar de acuerdo o no con ellas, pero es incuestionable que las leyes están para ser cumplidas, y quien no lo haga debe atenerse a las consecuencias. Nos pongamos como nos pongamos, nadie está por encima de la ley. También las más estúpidas deben ser cumplidas, como la que ha puesto en estado de crispación a la mitad de los españoles. Lo tercero, la libertad individual debe ser igualmente respetada. Fumar es perjudicial para la salud, como también lo es tomar el sol en exceso, abusar del alcohol o dormir poco. Pero allá cada cual con su salud mientras no afecte a la de los demás. Y por supuesto, y cuarto, estoy a favor de preservar la salud del fumador pasivo. Con este cóctel en el que unos argumentos pueden convivir perfectamente con los otros, pongamos un poco de sentido común y no saquemos las cosas de quicio. Estoy a favor de que se prohíba fumar en lugares públicos cerrados y en las cercanías de zonas infantiles, pero rechazo la persecución a los fumadores. Son personas, no apestados, aunque huelan a tabaco que apestan. No entiendo por qué razón no pueden reunirse en lugares habilitados para ellos a echarse su pitillo, ni entiendo qué le puede afectar al no fumador que alguien se siente en un  restaurante en un espacio propio ya existente sin molestar a los demás. Es evidente que con el pretexto de mejorar su salud y la del fumador pasivo, el objeto último de esta ley es que el fumador deje de fumar, pero es una decisión que se debe adoptar por voluntad propia, no impuesta. Y tampoco entiendo entonces que se permita la venta de tabaco en los mismos lugares en los que se prohíbe su consumo. Y ya el colmo del desquicie es la paranoia delatora contra el fumador. Una ley que invita a la delación anónima arrojando a unos ciudadanos contra otros es lo que faltaba para crispar aún más a esta sociedad. Por más que lo intento, y no soy fumador, no termino de acostumbrarme a tanto disparate. Lo siento por los vecinos que van a tener que soportar a todas horas el bullicio de los fumadores que salen a la calle para  darle al tabaco, por los hosteleros que gastaron su dinero en acondicionar zonas habilitadas como les exigía la ley, por los que van a ser denunciados por un chivato, y en general, por todos aquellos que creemos en la libertad individual. Entre regular los derechos y eliminarlos, media un abismo.

Publicado el 13 de enero de 2011 a las 13:15.

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Comentarios - 2

1 | Retrato en Sepia - 15/1/2011 - 18:34

Prefiero tomar el aperitivo en un bar sin humo, prefiero tomar una copa en un local sin humo, prefiero bailar en una discoteca sin humo, prefiero cenar en restaurante sin humo. No me molestaba la gente que comía fumando en un restaurante, teniendo una zona acotada y estanca, pero sí en todas la situaciones anteriores, por lo que no me parece una ley estúpida, cuida de mi salud y eso me agrada. Diciendo todo esto se me acusa de intolerante, pero no he visto yo muy preocupados por mí a los fumadores cuando he tenido que compartir espacios con ellos y mi salud se ha visto resentida por sus malos humos.
Creo que muchos de los trabajadores de la hostelería también lo agradecen, no todos están de acuerdo en soportar trabajar 8 horas respirando el humo de los clientes.
Se puede hablar y hablar de ello y no sé, si llegaríamos a algún acuerdo, el debate está servido...

2 | El Enano - 16/1/2011 - 18:01

#1 (Retrato En Sepia): Respecto de la intolerancia de los no fumadores que ahora sacan a relucir los enfermos de la nicotina, tan solo decir que en mi humilde opinión, la culpa de la situación actual es de la tolerancia que toda la vida hemos tenido los no fumadores, al haber accedido a ir a lugares donde se permitía fumar.

Si la ley reculara o se relajara el cumplimiento de la misma, el poder lo tenemos nosotros: NO DEBEMOS IR A LOCALES QUE PERMITAN EL HUMO. Lo mismo las pérdidas que algunos hosteleros dicen sufrir ahora se agravan si los no-fumadores dejamos de consumir...

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Alberto Castillo

Alberto Castillo

Director de Gente en Madrid. Periodista madrileño, de 46 años, cuenta con una dilatada experiencia en medios. Ha sido subdirector general de la Agencia de Noticias Servimedia. Gran parte de su carrera profesional ha estado vinculado a la radio en distintas cadenas. Comenzó en la Cadena Rato en los años 80 y de ahí pasó a la COPE, cadena en la que fue redactor de informativos locales, redactor jefe del informativo matinal "La Mañana" (con el desaparecido Antonio Herrero), redactor jefe de informativos de fin de semana y jefe de prensa. Su última etapa en la radio fue en la extinta Radio España-Cadena Ibérica.

 

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