Descenso de la natalidad
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Después de diez años de continuo crecimiento, la natalidad se ha frenado en España. El año pasado el número de nacimientos descendió un 5% y la tasa de natalidad se situó en 10,73 nacidos por cada mil habitantes. Esta caída de la natalidad también ha afectado a los nacimientos en los que las madres son de nacionalidad extranjera, que también han disminuido un 6%, y representaron el 20,6% del total. El Instituto Nacional de Estadística interpreta estos datos por el efecto combinado de una reducción progresiva del número de mujeres en edad fértil y de una menor fecundidad. De hecho, la tasa media de hijos por mujer disminuyó hasta el 1,40, desde el 1,46 registrado en 2008 ¿Pero cómo pretendemos que pueda subir la tasa de natalidad? Hoy traer un hijo al mundo es una decisión que hay que sopesar con mucho cuidado. Dificultad para acceder a la vivienda, hipotecas asfixiantes, precariedad laboral, sueldos ínfimos, horarios de trabajo interminables, escasez de guarderías, son problemas a los que se enfrentan las familias. Queremos lo mejor para nuestros hijos, pero la realidad no nos deja muchas opciones y brillan por su ausencia las políticas de ayudas a la familia y de fomento de la natalidad que encontramos en otros países de nuestro entorno. Tampoco las jornadas laborales en España contribuyen a facilitar el incremento de la natalidad. Estamos a años luz en cuanto a la racionalización con que se construyen los horarios en Europa y a las medidas de conciliación laboral y familiar que se aplican en otros países. Con este panorama es como para pensárselo dos veces. Los datos del INE han coincidido con la publicación de la última encuesta del Eurobarómetro de la Comisión Europea según la cual el 9% de españoles creen que tendrán que dejar la casa en la que viven en los próximos doce meses por no poder pagarla. Además el 12% de los españoles tienen dificultades para pagar los recibos corrientes de la casa, y el 35% asegura que no podría hacer frente a un pago imprevisto de 1.000 euros en el próximo año. Con estos datos que retratan las dificultades por las que atraviesa buena parte de la población no hace falta buscar muchas explicaciones para interpretar la caída de la natalidad. El Gobierno, cualquiera que sea su ideología, debería tomar muy en serio esta realidad demográfica y legislar, al coste que sea, ayudas realmente efectivas para elevar la natalidad en España. De lo contrario estamos caminando hacia un suicidio social.
Publicado el 24 de junio de 2010 a las 15:15.