Centrémonos en lo que importa
Pedro Calvo es la primera víctima política del caso Madrid Arena. El delegado de Economía del ayuntamiento y presidente de Madrid Espacios y Congresos ha dejado sus cargos -que no su acta de concejal- tras ser imputado por el juez del caso Madrid Arena al constatar que se sobrepasó sobradamente el aforo del recinto en el que murieron cuatro jóvenes. Voluntaria o forzada, su dimisión es un ejercicio de responsabilidad política, pues aunque la imputación no suponga su presunción de culpabilidad, sobre él recaía la gestión del Madrid Arena, y por tanto la responsabilidad en la cadena de fallos, desde la seguridad no subsanada del recinto a pesar de reiteradas denuncias, hasta la contratación de la empresa organizadora de la macrofiesta y de las encargadas de garantizar su seguridad. Las conclusiones de la investigación interna encargada por Ana Botella y presentadas en una comparecencia pública en la que no se permitió a los periodistas preguntar, no aportan nada nuevo a lo ya conocido, así que la dimisión de Calvo al menos devuelve el foco de atención municipal al punto en que debe estar, que es el de la depuración de responsabilidades en el caso que se demuestre que hubo negligencia por parte del ayuntamiento. Porque en paralelo al caso Madrid Arena se ha producido un enfrentamiento entre instituciones protagonizado por la alcaldesa de Madrid y el presidente de la Comunidad que ha desviado la atención y al que los ciudadanos hemos asistido con perplejidad. Ni escogida a propósito la escenificación de la lucha de los dos herederos del poder en el PP ha podido ser más inoportuna, ni era posible mayor mediocridad política ante el momento elegido para saldar viejas deudas, en medio del dolor de cuatro familias por la muerte de sus hijas y de una quinta debatiéndose entre la vida y la muerte, y con los ciudadanos esperando conocer qué ocurrió aquella fatídica noche y por qué se produjo la tragedia. Ambos han tratado de convencer de que no hay segundas lecturas, que la sucesión de hechos y declaraciones nada tiene que ver con posturas enfrentadas ni movimientos de desgaste del contrario, y que no está en juego el control del partido ni la candidatura municipal. No sabemos si Botella patinó al firmar su apoyo contra el cierre del Hospital de La Princesa, o si quiso devolver a González las críticas por la gestión de la crisis del Madrid Arena, incluyendo su controvertido viaje privado en los días siguientes a la tragedia. ¿Qué más nos da? A los ciudadanos estas peleas no nos interesan, pero esperábamos más altura política de nuestros representantes. Lo que nos importa es saber si nuestros hijos van a poder salir a divertirse sin que la irresponsabilidad de un empresario sin escrúpulos ponga en riesgo su seguridad. Lo prioritario es conocer qué cúmulo de errores ha propiciado, por falta de control u otros motivos, que cuatro vidas se hayan truncado por la dejadez de quien tenía que garantizar que se cumpliera la legislación para que nunca más vuelva a ocurrir. Lo prioritario es conocer por qué se autorizó una macrofiesta en un lugar sabiendo que no reunía las condiciones de seguridad y si ha habido irregularidades en la contratación de una empresa. Esto sí nos importa, y que se haga justicia, no las peleas internas. La basura de su casa que la saque cada cual.
Publicado el 15 de noviembre de 2012 a las 13:15.