La paja en el ojo y ajeno y la viga en el propio
Después del descalabro sufrido el domingo en Galicia y el País Vasco, al PSOE le queda aún la puntilla que previsiblemente recibirá el 25 de noviembre en Cataluña. La cercanía de cita catalana obliga a mantener las apariencias porque si no, el edificio del PSOE habría saltado por los aires llevándose a su líder y con él a todo su equipo. Pero los paños calientes con los que la actual dirección pretende taponar la hemorragia y los esfuerzos de Rubalcaba por contener el desbordamiento, no son suficientes para frenar los movimientos internos y las declaraciones que dan idea de la profunda fractura interna que vive un PSOE acuciado por los nefastos resultados electorales, las nulas perspectivas de recuperación, la escasez de líderes capaces de despertar la ilusión de la militancia y lo que es más grave, la falta de ideas y proyecto de futuro como corresponde al primer partido de la oposición y que requiere con urgencia una profunda renovación. El PSOE no puede aplazar por más tiempo el debate que cerró en falso en el congreso de Sevilla, en el que Rubalcaba se impuso por un puñado de votos sobre Carme Chacón, por más que la dirección esté queriendo dilatar hasta la agonía su necesaria catarsis. No sólo hace falta una reflexión de hacia dónde quiere ir el partido, sino una renovación de las personas que tienen que llevar el timón de la nave para sacarla de la irrelevancia en la que se ha embarcado el partido a golpe de despropósitos desde la etapa de zapatero hasta hoy. Entre los muchos barones que han alzado la voz, unos en público y otros en privado, uno de los primeros ha sido el líder del socialismo madrileño, Tomás Gómez, que reclama reflexión, autocrítica y cambios profundos y serios en el PSOE. No ha sorprendido la premura de Gómez. Es conocido el enconamiento que tiene contra su jefe de filas, y a la que puede aprovecha para meterle el dedo en el ojo. Tanto, que se olvida de que su adversario político está en la Puerta del Sol y no en la calle Ferraz, lo que le hace errar el tiro en su labor de oposición, que practica con más pena que gloria, como pudimos comprobar la semana pasada en unas desafortunadas declaraciones dirigidas a los diputados del PP en la Asamblea de Madrid, en las que les espetaba que sus abuelos "robaron a millones de españoles su infancia" y ahora sus nietos quieren "robarles la jubilación". Inconmensurable. Gómez es un maestro del titular fácil, que practica con la misma destreza con la que pierde votos, como un campeón. Mientras siga por esa línea tendremos gaviotas en Madrid para teñir de azul el cielo. A la hora de exigir hacer autocrítica no debería olvidar quién encabezó la lista que obtuvo los peores resultados de la historia del PSM en 2011.
Publicado el 25 de octubre de 2012 a las 17:15.