Esta es la España que queremos
El histórico triunfo de la selección de fútbol nos ha devuelto el orgullo de ser españoles. La gesta de estos jóvenes ávidos de gloria nos ha hecho olvidar por unos días nuestros problemas y nos ha puesto frente a un espejo en el que mirarnos. Nos ha hecho grandes en el momento en que más necesitados estábamos de un chute de autoestima. Con su juego han derrochado talento y tenacidad, trabajo y esfuerzo; han sabido ganar con generosidad, demostrando una deportividad que engrandece el deporte. Así lo ha reconocido la prensa internacional, que ha subrayado de manera unánime los valores de la selección española, erigida por derecho propio como el mejor equipo de fútbol de la historia. Con su desbordante ilusión compartida, los jugadores de la Roja se han puesto el mundo por montera, demostrando que España es capaz de hacer todo aquello que se propone. Pero más allá de la euforia del triunfo, que la afición celebró saliendo a la calle masivamente para compartir con sus héroes la tercera corona en una explosión de agradecimiento en medio de una marea teñida de rojo y amarillo, la lectura no puede ser más positiva porque trasciende el ámbito de lo deportivo. El fútbol es la gran metáfora de nuestros días, de lo que soñamos ser como nación, de los objetivos que podemos alcanzar. Ha hecho falta un gran director de orquesta como Vicente del Bosque, un líder tan carismático como sensato y discreto, artífice de la gloria de un equipo al que ha imbuido en su ADN la importancia de empujar todos en la misma dirección. Con seriedad y humildad, defendiendo sus convicciones contra viento y marea, ha dado una lección de confianza en el trabajo bien hecho. La victoria de la selección simboliza la unión de España ante un objetivo compartido por todos, donde el individualismo se subordina al trabajo en equipo y la procedencia carece de importancia. No puede haber ejemplo más claro de que la suma del esfuerzo común es más provechosa que las individualidades. Esta es la España que queremos, y en la que creemos, la que nos hace confiar de nuevo en las capacidades propias, la de la superación de las diferencias, la del sentimiento común de identidad, y la que nos demuestra que el esfuerzo abnegado siempre acaba dando sus frutos. La España de la excelencia, de la innovación, la que derrocha confianza en su futuro a pesar de las dificultades. Que esta lección que nos han dado nuestros deportistas perdure en el tiempo, y que nunca dejemos de gritar, sin complejos, soy español, español, español...
Publicado el 5 de julio de 2012 a las 16:30.