Ante hechos no caben razones
Cada mañana paso por la puerta del comedor social Ave María. Gestionado por la Fundación Real Congregación de Esclavos del Dulce Nombre, está en los bajos del periódico Gente, en la calle doctor Cortezo esquina con Atocha y es uno de lo muchos centros que distribuyen gratuitamente alimentos en Madrid para las personas más necesitadas. Como en el resto de comedores similares que hay repartidos por todas las ciudades de España, diariamente se forman largas colas de personas que acuden a comer un bocadillo y beber un vaso de leche. Todos los días veo la larga fila de personas que aguardan turno para recibir su ración de comida a cambio de nada y pienso en los esfuerzos que voluntarios y miembros de la congragación tienen que hacer para no dejar sin alimento a nadie. A cambio de nada, porque allí no se pregunta. Solo se reparte la comida y se atiende a las personas que lo necesitan, que son muchas. No se pide a cambio un rezo, ni una confesión, ni siquiera que den las gracias. Sobran las palabras cuando la necesidad es tan apremiante. Probablemente a ninguna de las personas atendidas les importe mucho la polémica del IBI de la Iglesia. Lo único que quieren es que alguien se ocupe de ellos y les procure algo de alimento. Cualquiera que pase delante de un centro de Cáritas o de cualquier otra organización que atiende a los pobres puede comprobar la labor social que presta la Iglesia. Alguien tiene que hacerlo. Por eso la pretensión de Alfredo Pérez Rubalcaba para que el PSOE presente en los ayuntamientos mociones para cobrar a la Iglesia el Impuesto de Bienes Inmuebles es un alarde demagógico por más que se intente vestir como una contribución de todos a la salida de la crisis. ¿Acaso es poca contribución? Convendría que algunos políticos salieran por unas horas de sus despachos y se dieran una vuelta por estos comedores para conocer de primera mano cómo miles de personas y familias enteras subsisten gracias a la ayuda desinteresada de estas organizaciones. Esta ofensiva laicista denota la falta de ideas del PSOE, que vuelve a recurrir a viejos fantasmas para recuperar la iniciativa. Pero ante hechos no caben razones, y los españoles siguen incrementando su contribución al sostenimiento de la Iglesia marcando la "X" en la casilla de la renta. A pesar de haberse registrado un descenso en el número de contribuyentes, las declaraciones con asignación a favor de la Iglesia siguen creciendo, lo que revela cuál es la percepción real que la sociedad tiene hacia la labor que presta la iglesia. Sin manipulaciones
Publicado el 30 de mayo de 2012 a las 18:30.