Archivado en: Verbos repetidos, manías con los verbos
A rebufo de la entrada anterior, he sentido la cornada de los verbos. Siempre digo que hay que tener cuidado con el abuso seis verbos seis, como si fuera una corrida de toros.
Algunos, con tanta repetición, merecerían un ascenso: de verbos a reverbos.
Ser. ¡Con qué facilidad convertimos un relato atractivo en una descripción plana! (Además, con el ser se corre el riesgo de que el lector se revuelva: ¿y quién es ése para decirme lo que es y lo que no es?).
Estar. Está, está, está. Y ese calco anglosajón: estoy escribiendo, estoy sudando, estoy regando con regodeo mis narcisos. (Escribo, sudo, riego con regodeo mis narcisos).
Haber. El hay, hay, hay suena sincero, pero también simple o, incluso, prepotente. Había, había, había... había un señor con boina y capacidad para el resumen vital. El peligro del haber consiste, generalmente, en no dejar actuar a los personajes, en no mostrar escenas, el escritor ofrece resúmenes de la narración, no la narración.
Poder. Forma parte de muchos rodeos verbales. Dicen que el poder corrompe, y que el poder absoluto corrompe absolutamente; el poder verbal muestra a menudo dos impotencias del escritor: le faltan los verbos precisos, no se atreve a decir algo claramente.
El hacer. Otro verbo propicio para la imprecisión. El hacer es un buen verbo para las manualidades, también hay otro hermoso hacer: el de los tontos, los idiotas, los imbéciles...
Tener. La avaricia rompe el saco.
Esto de los verbos abre un campo propicio para los maniáticos. Para mí, por ejemplo, hay verbos agradecidos, que se usan poco (abrazar, masticar, latir, mermar, confitar...); verbos que conviene soltar sólo en el momento preciso (agostar, enmendar, cinchar, carcomer...); verbos para largar a la menor oportunidad (despatarrar, bobear, empanar, merendar...); verbos que gastan los pedantes y que habría que proscribir (implementar, posibilitar, incrementar...),
P.D.: En la entrada anterior escribí "dieciocho años" en el título. Pero, como es normal, ante una lista de libros, cualquiera enfrenta sus lecturas: éste no lo he leído, éste sí... Y ahora me da miedo que (a vuestra edad) aceptéis la lista como un canon impepinable, porque la pensé para estimular la lectura y para edificar la mirada del escritor a partir de la lectura.
Publicado el 18 de abril de 2009 a las 13:15.