Archivado en: Salinger, Ángel, Fernando Alonso, Cristiano Ronaldo
Tengo una costumbre con ciertos autores: celebro funerales de lectura. Hoy releo El guardián entre el centeno. Algo tendrá ese librito que permanece vigente tantos años después. Quizá en esta ocasión lo encuentre.
Salinger siempre me gustó más en distancias un poco más cortas: Nueve cuentos (1953), Franny y Zooey (1961), Levantad, carpinteros, la viga maestra y Seymour: Una introducción (las dos de 1963). En los cuentos me parece un excelente escritor, un escritor difícil, muy exigente con los lectores.
Ahora pienso que en España las televisiones han dejado pasar la noticia de esta muerte sin el tratamiento adecuado. Fueron unos segundos en televisión, la foto del joven Salinger, la foto del viejo Salinger entre mosqueado y espantado, la foto de una figura humana entre la mies. Y ya está. Pimpampún. No envasaron su muerte para la televisión. Adoptaron lo que había que decir, pusieron lo que había que poner porque no sabían qué había que decir o qué podían poner. Me explico. En TVE o A3 o... podrían haber mostrado a san Salinger como el primer enemigo de Gran Hermano, por su vida de ermitaño, fugitivo de las cámaras y cualquier notoriedad. Y Tele 5 le hubiera dado la vuelta con alguna mención a este viejito de 91 años en Sálvame, o citándolo en El Gran Debate de Gran Hermano. Pasa el tiempo de los novelistas o los cuentistas con nombre, llega el tiempo de los guionistas anónimos.
Publicado el 29 de enero de 2010 a las 12:30.