Vargas Llosa
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Y qué tranquilos hemos dormido al saberlo. Qué bien, por fin se ha hecho justicia, cantan los medios de comunicación españoles, porque es un Nobel a la lengua española y bla, bla, bla. Y supongo que los peruanos estarán también muy contentos, porque es un Nobel para el Perú (aunque ésa no sea la única nacionalidad del escritor); y contentos también los hispanoamericanos, o los iberoamericanos, o los latinoamericanos, o como quiera que se les quiera llamar, porque en estos trances se experimenta la cultura común, las raíces compartidas, la unión de...; y estarán contentos hasta los liberales, porque no hace falta leer una novela de Vargas Llosa para sentirse muy, pero que muy identificado con su prosa, sobre todo si se sospecha cierta comunión con su ideario político. Y así...
¿Puede haber alguien que no disfrute en este clamor de triunfo compartido? Sí... Aunque me costó un suspiro comprender que yo también disfrutaba, aliviado, porque la incertidumbre del Nobel para Vargas Llosa ("ay, ay, que se lo van a dar, que se lo van a dar...") ha terminado, y queda la confianza de que no se lo darán otra vez. (Hasta ahora no han concedido dos de literatura a nadie). Como veis, esto es mucho más gozoso que ser, por ejemplo, hincha del Real Madrid y, por ejemplo otra vez, consolarse con que el año próximo la Liga "será nuestra", porque el hecho de la haya ganado el Barça no significa que no la vuelva a ganar.
Lo diré a contrapelo, porque parece que soy el único que piensa esto. Para mí la obra de Vargas Llosa desde Pantaleón y las visitadoras es un tostón. Y aquello es de 1973. ¿Con excepciones dignas? Sí..., pero tostón. Pondré un ejemplo del cine: me pasa lo mismo con Woody Allen; hizo buenas películas, pero fue hace tantos años... Y desde entonces viene castigando con una peliculilla al año. Me dirán: ¡Macht Point! Sí, tal vez, pero si para ver esa película me tengo que comer las diez, once, doce anteriores... ¡Uf!
Para mí, la obra de Vargas Llosa desde hace más de 30 años no merece un Nobel. Me quedo con Los jefes, La ciudad y los perros y Conversación en la catedral. ¿Que con eso sobra? Pues bien. Que soy el único que tiene esta valoración de la obra de Vargas Llosa? Pues también muy bien, qué le voy a hacer. ¿Que no soy el único, pero con que los de la Academia se pongan de acuerdo ya está? ¡Pues claro!
Luego está el tema de la persona, que en lo de los Nobel, parece, pesa mucho. Que si es simpático, que si practica el esquí de fondo, que si cría ocas en su casa, que si es de izquierdas, que... Yo no conozco con hondura nada de esto de Vargas Llosa, porque sé de sus libros, no demasiado de su personalidad. A ver, reconozco que una buena parte de la personalidad del autor está presente en la obra, pero un buen escritor es también un tipo capaz de disfrazar convenientemente con la ficción sus manías. Acabo de reconocer a Vargas Llosa como un escritor de oficio, faltaría más; pero al reconocerlo no reniego de mi gusto. Ahora va un ejemplo musical: los muchachos de U2 me parecen más que buenos, pero no me gustan como para comprar un solo disco.
Recuerdo una entrevista a Onetti para TVE. Él, hablando de Vargas Llosa, bromeaba explicando una conversación que tuvieron ambos. Onetti se refería a la relación del escritor con la literatura y ponía el ejemplo de la relación con una mujer. Calificaba la relación de Vargas Llosa con la literatura como la de un matrimonio. Onetti se veía a sí mismo como un amante.
Ya se murió Onetti. Ya se murió Delibes. Cualquier día se muere Cormac McCarthy sin Nobel.
Publicado el 13 de octubre de 2010 a las 11:45.