El nacimiento
En La semilla inmortal, Pérez y Balló repasan los mitos clásicos de la narrativa (presentes en el cine). Repaso: en busca del tesoro, retorno al hogar, la fundación de una nueva patria, el intruso benefactor, el intruso destructor, la venganza, el mártir y el tirano, lo viejo y lo nuevo, el amor voluble y cambiante, el amor redentor, el amor prohibido, la mujer adúltera, el seductor infatigable (don Juan), la ascensión por el amor, el ansia de poder, el pacto con el demonio, el ser desdoblado, el conocimiento de sí mismo, en el interior del laberinto, la creación de vida artificial, el descenso al infierno...
Como son tan clásicos (los mitos), no están presentes algunos tan cercanos como el del progreso, que persuade (por contagio con el progreso tecnológico) de que todo lo nuevo es mejor. Pero tampoco está presente, y esto me choca más, el nacimiento de un bebé o, dicho de otra manera, una vida nueva. Me choca, lo reconozco, desde que leí El nacimiento (hace tres semanas). Descubrí entonces esa ausencia. ¿Por qué no hay una larga lista de novelas famosas dedicadas al embarazo, al nacimiento de una nueva persona, a esos primeros días, a la formación de una familia nueva? ¿Dónde está el realismo? Incluso visto desde el punto de vista marketinero editorial: ¿cómo no se fijaron en ese "nicho de mercado"?
Se puede replicar que ahí está el intruso benefactor, el amor redentor o la ascensión por amor. ¿Pero no parecen aproximaciones comparadas con el detalle de un pacto con el demonio (pensad en Fausto) o la creación de la vida artificial (pensad en El jovencito Frankenstein)?
Todos nacimos un día. Lo recordamos al menos una vez al año, incluso con felicitaciones generalmente inmerecidas. (Quizá se debería felicitar a los padres). Así que no resulta descabellado pensar en leer una novela acerca de un nacimiento. Puestos en acción, recomiendo El nacimiento, de Varlámov (Rusia, 1963). Cuenta eso: un nacimiento. En este caso, el de un primogénito sietemesino no esperado en un matrimonio donde cada uno vive en la costumbre de un egoísmo de perfil bajo. Las dificultades del embarazo, el parto y la difícil supervivencia del bebé ofrecerán la transformación de una mujer en madre, de un hombre en padre, y serán la forja de una nueva familia.
Añado tres pistas para los lectores de El nacimiento: la prosa que recuerda a la de Tolstoi, especialmente en el manejo del tiempo; la construcción de los personajes y su evolución; y el sufrimiento con un sentido: la donación, el bien de otro.
Cfr.: Ella es la mujer adúltera; él, el seductor infatigable (don Juan). Ay...
Publicado el 6 de julio de 2009 a las 20:00.