La crítica (literaria y periodística)
Archivado en: Crítica literaria
Los críticos somos muy serios, tendemos hacia el sermón más o menos laico, redactamos pequeños dogmas sin complejos, escribimos editoriales en cuanto nos despistamos un momento... Yo mismo, por ejemplo, ya había empezado con ese "nosotros" mayestático. Seguiré hasta el final del párrafo: mochileros de manías, administradores de venenos inocuos para casi todo el mundo, repetimos fórmulas de escritura desde hace...
Tengo para mí que una buena crítica del libro muestra una realidad: un libro. O sea, describe sucintamente sus características principales y, al hilo de esas características, dice si es malo o bueno y por qué (pero no de manera evidente). Eso, decir si es bueno o malo y por qué, es el veredicto del libro; normalmente, la cuajada de adjetivos encomiásticos que aparece en las fajas promocionales de las ediciones. En realidad debería ser algo así como: "Este libro (título) cuesta tantos euros (precio), tiene tantas páginas (tiempo de lectura), y merece la pena que lo compres y lo leas porque, entre la marabunta de la oferta editorial (casi 70.000 libros el año 2008 en España), éste te hará reír, o llorar, o te permitirá entender que...". Y ya está. (No urge conjugar: plasmar, sumergir ni bucear).
La crítica hace poco por los libros, por sus promociones, por destrozarlos... Es una labor de jardinero de bonsáis en medio de las plantaciones de eucaliptos para la industria de papel. Hay una labor lenta, de zapa, que solo da resultados después de dos o tres libros consecutivos y malos de un autor que, sobre todo, ha vendido poco. Entonces, al fracaso se le suma la persistencia impertinente de la crítica y el editor Pilatos tiene la excusa perfecta.
La crítica guía poco. Sólo un ejemplo: Coelho, pésimo escritor. (¿Quizá hay que culpar al traductor? ¿O él, Coelho, escribe muy bien y los libros se los escribe un negro?). Coelho, y sólo es un ejemplo, insisto, ¿cuenta con el favor de la crítica literaria prestigiosa en español? No lo creo. Pero tampoco creo que importe nada a Coelho ni a Planeta, el sello editorial que lo vende en español.
Para cuando la crítica del libro llega al lector, si llega, el libro en cuestión tiene la publicidad (sembrada de frases elogiosas de otros críticos más rápidos) en el mismo periódico. Y la maquinaria multimedia de la editorial ha desplegado entrevistas en la televisión y la radio, entrevista con fotografía de página completa (o doble) en el mismo periódico donde, días o semanas después, la crítica se estrangulará en el hueco de una columna entre otras críticas aburridas.
¡Ah! En las entrevistas no se hablará del libro (como reclamó Umbral), sino que el escritor tratará de ser gracioso en un programa de humor, participará en algún concurso como invitado o se prestará a cualquier confesión personal...
Y, por si fuera poco, la librería saludará al posible comprador con pirámides, columnas, y hasta pósters del libro. En algunos lugares el escritor participa en la feria (lógico, aparece en el contrato y cobra por eso), y firma libros y aguanta las bobadas a los compradores en una especie de prostitución de librería o centro comercial (quién sabe si con la esperanza de que algunos compradores se transmuten en lectores).
El montaje comercial (y perfectamente legítimo) en torno a la venta de los libros se impone sobre una buena crítica. No digamos sobre una mala.
-¿Y tú qué haces, Rebufo?
Tengo varias respuestas:
1.
-Creo que la crítica ayuda a que otros inviertan el tiempo mejor.
2
-Aquí estoy, comiendo sapos.
3.
-Espero cobrar algún día por mis críticas, y firmar como un poseso en El Corte Inglés (que Dios guarde muchos años etc.)
5.
-Es mi naturaleza.
Como le dijo el escorpión a la rana cuando la rana le pidió explicaciones. Si alguien no conoce el cuento, que repase la bibliografía de Coelho o Bucay, seguro que ahí lo encuentra.
Publicado el 17 de marzo de 2009 a las 14:00.