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Desde que volvió Florentino Pérez a la presidencia del Real Madrid, no se ha dejado de hablar de posibles 'cracks' que vestirán de blanco, entre ellos, Franck Ribery. El francés es un futbolista diferente, genial, pero durante este último año nos ha dejado ver su 'otra' cara.
La llegada de Van Gaal a Munich fue el detonante. Ribery quería salir y no dudó en declararse en rebeldía. Se pasó todo el verano intentando forzar su salida declarando amor eterno al Madrid, al Barça o al club que fuera menester. Después, cuando se le pasó la pataleta y dejó la enfermería, el galo volvió a ser importante en el Bayern.
Ahora, confirmada su ausencia en la final de la Liga de Campeones e inmerso en una polémica de dimensiones aún desconocidas por la denuncia de una prostituta; Ribery ha querido ser el centro de atención. En lugar de celebrar la consecución de la Bundesliga, el francés parece más interesado en mostrar su amor por el Madrid y el Barça.
Esta actitud, a veces alabada por el club blanco, puede servir para que Ribery sea madridista, pero a la vez, está mostrando una faceta del jugador que puede volverse en contra en el futuro. Durante estos años, no he oído a Ribery agradecer al Bayern que le sacara de la Ligue 1 y le haya ayudado a relanzar su carrera. Estas cosas, aunque no sean definitivas, también deberían tenerse en cuenta antes de hacer un fichaje.
Publicado el 4 de mayo de 2010 a las 07:30.