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No sé si existe dentro del mundo de la psicología algún trastorno bautizado con este nombre, pero es lo que mejor resumía mi estado de ánimo el martes por la noche.
22:12 de la noche del martes. En la radio cantan el gol (golazo) del canterano Bueno y pienso "ya está". Unos minutos después, uno de los pocos que tienen vergüenza torera, el capitán Raúl marca el 4-2 que clasificaba a los blancos. Algo cabreado y con la esperanza de que el partido hubiera servido de lección para la plantilla apago la radio.
Acto seguido, camino unos metros por la calle y para mi sorpresa veo a través de los cristales de un bar una imagen en una televisión de los jugadores del Real Unión saludando al público. "Hombre, es para estar orgullosos, han puesto contra las cuerdas al Madrid" me comenta mi acompañante. Recelo de que se trate de un simple saludo a la grada irundarra y enciendo de nuevo mi aparato de radio. Pocos segundos después monto en cólera.
"Que le corten la cabeza a Schuster, a Marcelo, a Metzelder, a Dudek...a Calderón". Ríete tú de la Revolución Francesa. Si el martes mi guillotina emocional hubiera tenido un reflejo real, el luto se apoderaría del madridismo.
Creo que el Madrid se ha dado un trastazo de época, pero lo peor es que no ha tocado fondo. No. Va en caída libre, pero no se vislumbra el final. Schuster ha caído en un despotismo autocomplaciente y siguiendo con la Revolución gala alguien debería derrocar al alemán y llevar al madridismo a la toma de la Bastilla. De lo contrario, el desplome puede ser histórico.
Publicado el 13 de noviembre de 2008 a las 19:15.