Decía esta semana Michael Robinson que este Real Madrid es la mejor versión del equipo blanco que ha visto desde la era de los galácticos. Tenga razón o no, lo cierto es que después de las derrotas ante la Real Sociedad y el Atlético, el conjunto de Ancelotti ha sabido rearmarse, primero a base de una cualidad innata de este equipo, la pegada, y después, con un mayor orden táctico, a través del juego.
Protagonistas habituales del manido debate sobre quién es el mejor futbolista del mundo, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo lograron sobre el césped del Camp Nou algo que nunca antes habían conseguido. Los dos han batido récords goleadores y han sido capaces de llevar a sus equipos a derrotar a cualquier rival, sin embargo, nunca antes estas dos estrellas habían mantenido un debate futbolístico en un mismo encuentro de tanto nivel y tantos quilates.
Si usted ha entrado a este post pensando que voy a hablar de las diferencias entre dos de los mejores jugadores del momento, le invito a que no siga perdiendo el tiempo. Este texto no tiene como objetivo entrar en un debate tan innecesario como falso (esto se lo explicará mejor el gran Martí Perarnau), sino hablar de la necesidad que tienen ambos jugadores de estimularse a través de la actuación de su teórico rival por el título de mejor jugador del mundo.
No sólo José Mourinho es un verdadero artista a la hora de defender a su propio club. Se acerca el tramo decisivo de la temporada y el nerviosismo es palpable en todos los equipos, incluido el Barça. La temporada de los culés y la de los blancos se han encontrado en un punto común: los dos pueden pasar del todo a la nada en pocas semanas y eso, sobre todo si el eterno rival se harta a levantar copas, es muy doloroso para dos clubes tan grandes y con tanta exigencia.
Dicho esto, en el Barcelona se han encargado de demostrar esta semana que también son humanos y que de vez en cuando también se equivocan. El lunes el club publicó una nota en su web que destilaba cierto tono quejica ante los minutos disputados por los internacionales culés en los encuentros del fin de semana. Si a Mourinho se le ocurre salir con esos datos a una rueda de prensa, más de uno llenaría páginas de periódicos hablando de presión e intentos de desestabilización.
Llegaba el martes y mientras en Argentina se filtraba el rumor de que el Barça había ejercido cierta presión a la AFA para que Messi no fuera alineado en el amistoso contra Costa Rica, en la Ciudad Condal se hacían los sorprendidos ante la posible lesión de su estrella. Después, todo ha seguido el protocolo habitual: el '10' del Barça no jugó un solo minuto, llega al aeropuerto con rumores de lesión pero sin un parte médico en firme y, por último, se somete a unas pruebas que "han descartado una lesión muscular en el aductor de la pierna derecha". En dicho parte no se hace referencia a ninguna dolencia, ¿alguien duda que todo ha sido una estrategia para que llegara fresco al partido del sábado en Villarreal?
A todos se nos llena la boca defendiendo la necesidad del 'juego limpio', pero parece que ahora en Barcelona y Madrid, sobre todo en los foros culés y merengues, se ha acrecentado la idea de 'proteger' a sus dos grandes estrellas de las viles intenciones de los defensas rivales.
Y con esto, alguien que no esté al tanto de lo que sucede en el día a día de la Liga, busca las estadísticas de los jugadores que sufren más faltas del campeonato y se lleva una sorpresa mayúscula. Sólo Cristiano Ronaldo aparece dentro del top-10 de jugadores que más faltas reciben, aún así, el portugués está lejos de José Callejón y Xabi Prieto. Messi no aparece entre los 20 primeros.
Desconozco si la prensa afín al Espanyol y a la Real Sociedad han hecho ya campaña para pedir que estos dos jugadores dejen de sufrir las patadas de sus rivales. Lo que ha quedado suficientemente claro es que ni madridistas ni culés parecen estar en condiciones de quejarse sobre el número de faltas de sus oponentes, por mucho que salga Mourinho quejándose ante los medios o en Barcelona firmen artículos tan lamentables como este.
Si algo tienen en común el juego de Messi y Ronaldo es la velocidad. Cuando los minutos pasan y el cansancio hace mella, es posible que algún defensa llegue tarde y pueda frenar con una falta no intencionada a alguno de estos dos cracks. Cuando esto suceda, puede ser que el Ujfalusi de turno sea usado como 'cabeza de turco'. Paremos esta campaña entre todos si no queremos que de estos lodos salga algo que no quisiéramos para ningún futbolista.
Son futbolistas que marcarán una era. Anotar 25 y 24 tantos en apenas 22 encuentros, es un dato tan brutal como descriptivo de la enorme diferencia entre Cristiano Ronaldo, Messi y el resto; o dicho de otra manera, entre el Madrid, el Barça y los demás.
Si el sábado Quique Sánchez Flores salió a la palestra para decir que Messi era el Di Stéfano del siglo XXI, Valdano cayó en el mismo error casi 24 horas después, aunque en esta ocasión colocaba en el trono de la 'Saeta' a Cristiano Ronaldo. Llevábamos muchas semanas en las que los problemas del Madrid habían ensombrecido el debate CR7-Messi. Ahora, vuelve a rebrotar con más fuerza.
Y sigo sin entender porqué hay que quedarse con uno u otro. Los dos son una bendición para el fútbol y, sobre todo, para nuestra Liga. Estas dos estrellas dan brillo y esplendor a nuestra competición. Goleadores, hábiles y determinantes, pero ante todo, diferentes. Por eso, no se les puede comparar. Si meterse en debates sobre la supremacía del argentino sobre el portugués parece estéril, la comparación con Di Stéfano por parte de Valdano y Quique es como para dar un tirón de orejas mayúsculo a ambos.
Uno es directivo del club de Chamartín y el otro fue jugador así como entrenador de las categorías inferiores; por tanto, deberían conocer todo lo que 'Don Alfredo' hizo por este club y por este deporte. Fue un pionero, el futbolista casi total. Regateaba, distribuía, recuperaba balones, metía y daba goles... A veces se tiende a menospreciar el fútbol de esas épocas, tal vez, pensando que sólo valoramos lo que conocemos. Este error puede perdonársele a un simple aficionado, pero no a dos hombres de fútbol como Quique y Valdano.
Messi sólo hay uno, Cristiano es único, pero Di Stéfano es simplemente Don Alfredo, historia viva del balompié, esa asignatura en la que parece que más de uno debería ir a los exámenes de repesca.
Siendo deportes bien diferentes, José Mourinho debería tomar ejemplo de Ettore Messina. Como su homólogo del baloncesto, el portugués llegó al Real Madrid con un único objetivo: acabar con el reinado del eterno rival, el Barcelona. En una disciplina como el basket en la que la táctica tiene un peso específico mayor que en el fútbol, contratar a Messina parecía una garantía de éxito.
Sin embargo, la eterna comparación con el Barça acabó poniendo a la plantilla madridista en el sitio justo. Como el equipo de Mourinho, los pupilos de Messina iban solventando las papeletas de la mejor manera posible hasta que se toparon con el Barça, primero en la ACB y después en la Copa. Esas dos derrotas marcaron tanto a un equipo que acabó sucumbiendo ante los culés en los cuartos de final de la Euroliga y en las semis de los 'play-offs' ante el Caja Laboral.
Entonces surgieron las dudas en torno a Messina, pero no sabemos si por una confianza ciega en él o por dejadez, el italiano siguió. De primeras, se volvió a topar con otro varapalo en la Supercopa ante el equipo de Xavi Pascual; pero el italiano logró reflotar la moral del equipo y ahora además de compartir liderato en la ACB, tiene pie y medio en los cuartos de la Euroliga después de ganar a equipos de la talla del Montepaschi Siena (desde 2009 no caía en su propia pista) y el Efes Pilsen.
Todo esto debería servir de ejemplo para Mourinho y la directiva blanca. Por muy bueno que sea un entrenador, si no hay un proyecto estable y la plantilla cambia de forma radical de un año a otro, no hay un técnico que sea capaz de hacer un proyecto ganador. Es muy pronto para saber si la sección de baloncesto dará un título a la entidad de Chamartín, pero parece que al menos ha encontrado una filosofía de juego. Lo dicho, todo un ejemplo para José Mourinho.
Pep Guardiola fue el encargado de abrir el sobre que contenía el nombre del ganador del 'FIFA Balón de Oro 2010', leyó el nombre del ganador y a todos, incluido el técnico de Santpedor, se nos quedó cara de tontos. Ni Xavi ni Iniesta, el ganador acabó siendo Lionel Messi.
Aficionados y periodistas comenzaron a cargar contra la FIFA, mientras que algunos defendieron las razones por las que Messi fue galardonado. "Que el premio no se lo han dado a Gattusso, se lo han dado a Messi, el mejor jugador del mundo" argumentaba 'Pipi' Estrada.
Teniendo en cuenta que lo que se premia es la actuación en los 365 días y no la calidad individual que atesora cada jugador, la decisión acaba perdiendo cualquier atisbo de racionalidad. En un año de Mundial, el campeonato de selecciones es el torneo que supedita todo. Es como si un estudiante se pasa todo el año haciendo los deberes pero suspende el examen final y alguien le califica con un sobresaliente. Y a mí, personalmente, no me vale la excusa del bajo nivel de la selección argentina; Maradona levantó el título en Méxixo '86 con un equipo que ni mucho menos estaría entre los mejores de la década.
El Barça ganó merecidamente en el Vicente Calderón, pero al final el resultado quedó en un segundo plano. Todo queda reducido a la lesión de Messi. El partido estaba prácticamente acabado cuando Ujfalusi fue expulsado por una dura entrada al argentino quien se marchó del campo en camilla.
Unos minutos después, Guardiola se apresuraba en rueda de prensa a pedir protección para los suyos. El entrenador del Barça ha instado a los árbitros, comités y a los que nos dedicamos a estos del periodismo que denunciásemos cosas como las que han pasado hoy. Pues bien, señor Guardiola eso mismo intentaré hacer.
Para empezar hay que poner la jugada en su contexto. El partido estaba prácticamente acabado y Messi dirige un contragolpe. Ujfalusi intenta frenarle en falta, no quiere jugar el balón, pero tiene la mala suerte de lesionarle. Repito, Ujfalusi no va al balón, pero desde luego no quiere lesionar al jugador. Si el checo quiere hacerle daño va al suelo con la plantilla por delante para contactar con toda seguridad con su tobillo, o bien va a la rodilla. Cualquiera que haya jugado al fútbol más allá de pachangas con amigos sabe de lo que estoy hablando. Para corroborar esto, invito a los culés más veteranos a que recuerden la entrada de Goikoetxea a Maradona. Eso sí es ir a dañar.
Con esto no quiero defender la lesión de un jugador, ni mucho menos. La lesión de Messi es una mala noticia no sólo para el Barça sino para todo el fútbol español que pierde a uno de sus mejores jugadores. Pero esto no quiere decir que haya que hacer pasar a Ujfalusi por el enemigo público. La lesión responde a la mala suerte y a los gajes de este deporte.
Respecto a lo de la protección, reafirmo mi postura de semanas atrás. CR7 o Messi tienen el mismo derecho a ser 'protegidos' por un árbitro ante un jugador que no actúe con juego limpio que, por ejemplo, Pedro Munitis, un veterano que ya sabe lo que es recibir muchas patadas. Si el reglamento no establece diferencias entre unos y otros, ¿por qué deben hacerlas los árbitros? ¿es más grave la lesión de Messi que la que sufrió mi paisano César Jiménez a manos de Figo (lo pongo como ejemplo para despejar cualquier duda sobre mi afición al Madrid)?
Y un último mensaje para los medios barcelonistas. Les invito a que reflexionen sobre cuáles hubieran sido sus opiniones si el que sale hoy en camilla es Cristiano Ronaldo, un futbolista al que han vilipendiado hasta la extenuación.
Publicado el 20 de septiembre de 2010 a las 00:45.
Corren malos tiempos para la sección de baloncesto del Real Madrid. Florentino Pérez pasó de puntillas por la actualidad del club durante la última asamblea de socios compromisarios parapetándose en la máxima de que "nunca da beneficios". Traducido eso quiere decir que nada de pabellón nuevo (seguirán gastándose el dinero en jugar en alguno prestado) y que los fichajes y los recursos van a ser más bien escasos.
Pero dentro de este desierto hay un oasis. Tras un año en el que el Madrid de Messina quedaba retratado ante el Barça, entre otras cosas por la superioridad que tenía Pete Mickeal respecto a los aleros merengues. Tanto era así que el entrenador italiano intentó reciclar a Velickovic, pero el experimento no tuvo buenos resultados. Ahora ya tiene un '3' alto y encima nacional: Carlos Suárez.
Dentro de un club en el que esta sección es poco menos que un fantasma, hablar de cantera es poco menos que un chiste. Por eso, el otro club de la ciudad se ha convertido en el principal vivero de jugadores. Antúnez, Alfonso y Felipe Reyes, Alberto Herreros... a toda esa lista se ha sumado este miércoles Carlos Suárez. El nombre del internacional español estaba también en la lista del Regal Barcelona, por eso su contratación es un doble golpe: además de contar con un gran jugador, el club asesta un golpe moral al eterno rival.
Mientras, los jugadores y el cuerpo técnico se han bajado el sueldo. Vamos, que entre ellos han recaudado el dinero para que Carlos Suárez cambie el Estudiantes por el Real Madrid. No quiero ni pensar qué será de esta sección si Messina abandona el barco con un fracaso debajo del brazo.
Publicado el 15 de septiembre de 2010 a las 17:15.
De punta en blancoes un blog escrito por Francisco Quirós Soriano (Ávila, 1982), responsable de la sección de Deportes del semanario 'Gente'. Esta bitácora pretende ser un punto de encuentro para para los seguidores del Real Madrid y del fútbol en general. Bienvenid@