Firmó el Real Madrid posiblemente uno de sus mejores partidos de la temporada, bueno, mejor dicho, unos primeros 45 minutos de gran juego combinativo, con paredes y desmarques a gran velocidad. Al descanso, los blancos ya ganaban por 0-2 y en algunas emisoras de radio el debate ya estaba encima de la mesa: ¿se debe esa mejoría a la ausencia de Cristiano Ronaldo?
Para dar respuesta a esa cuestión hay que partir del esquema planteado por Mourinho. El 1-4-2-3-1 de casi toda la temporada dejó paso al 1-4-2-2-2, aunque en algunas ocasiones cuando Benzema se dejaba caer a la banda izquierda también se podía considerar que el equipo no había alterado su dibujo habitual. En ataque, Özil y Di María trazaban diagonales que dejaban un espacio libre en la banda que debía ser aprovechado por Marcelo y Ramos.
Sin embargo, más allá de la pizarra, el cambio fundamental del Madrid está en los nombres. Benzema no se vio obligado a recibir la mayor parte de los balones de espaldas a portería. Esa función la ejerció Adebayor, haciendo que el juego del ex del Lyon ganase muchos enteros. Pero quizá el mayor cambio se dio en el centro del campo. Por exigencias del guión, Mourinho renunció a su doble pivote. Xabi Alonso encontró en Granero 'un amigo de garantías' al que dar el balón en caso de ser presionado. A partir de ahí, el Madrid superaba sin tantos problemas la primera línea de presión del Racing, dejando el balón a Özil y Di María en ventaja para crear peligro.
Teniendo en cuenta todo esto, decir que el Madrid jugó mejor porque no estaba Ronaldo parece una soberana estupidez atendiendo a que el portugués ha puesto su firma a 28 de los 65 goles blancos en el campeonato de Liga. La pareja Adebayor-Benzema funcionó bien, pero ante un Racing dejando muchos espacios para el contragolpe se antoja complicado que CR7 no hubiera tenido ocasiones para marcar. Sin embargo, no estaría mal que el de Madeira comenzara a entender esa propuesta futbolística y amoldara un poco su forma de juego a esta idea. Si desecha su obcecación por tirar todas y cada una de las faltas, por chutar desde 30 metros en cualquier ocasión y por dejar en mal lugar a sus compañeros con gestos de desaprobación, el luso se convertirá aún en mejor futbolista.
Otro cantar es la situación de Kaká. Con Özil a un nivel superlativo, el brasileño tiene complicado jugar hasta en las 'pachangas'. Desde Milán se oyen cantos de sirena, tal vez sea un buen momento para hacer negocio con uno de los jugadores cuya relación precio-rendimiento ya forma parte de la historia negra del club de Chamartín.
Publicado el 7 de marzo de 2011 a las 15:15.