Y al segundo mes reapareció Di María. No es que el argentino se hubiera ido del Real Madrid, ni siquiera ha estado lesionado; simplemente hemos tenido que esperar varias semanas de competición para volver a ver la mejor versión del extremo internacional. Tal vez sea la competencia (Coentrao y Callejón) o que todo se reduzca a un necesario periodo de puesta a punto, pero lo cierto es que Di María está que se sale para regocijo de Mourinho y sobre todo de Cristiano Ronaldo e Higuaín.
Llegó al Madrid en el verano de 2010, con fama de jugador de adornos, de rabonas y goles para las listas de los mejores de la semana, pero rápidamente Di María demostró al Bernabéu que su catálogo abarcaba más prestaciones. Su despliegue físico y sus ayudas defensivas le convirtieron en un fijo en el once de Mou. Empezó la temporada como un tiro, sufrió un bajón en enero-febrero, pero se recuperó en abril para brillar en la eliminatoria ante el Tottenham y sobre todo en la final de Copa.
Este curso la Copa América le jugó una mala pasada. Además del disgusto de fracasar ante su público, el ‘Fideo' tuvo que afrontar una pretemporada muy particular. Una vez llegado a su mejor estado de forma, Di María parece haber encontrado la tranquilidad necesaria en la zona de tres cuartos, esa pausa imprescindible para ejercer de pasador, ya sea para mandar centros pegado a la cal o para meter un pase entrelíneas como el del primer gol en Málaga. Si a todo el repertorio exhibido la pasada temporada Di María es capaz de sumar destellos como estos, volverá a ser un jugador importante para este Real Madrid.
Publicado el 24 de octubre de 2011 a las 09:45.