'La noche de los horrores', 'Decepción' o 'Nacidos para sufrir'. Esos eran algunos de los titulares de la prensa deportiva portuguesa este miércoles tras consumarse la derrota de la selección lusa en Dinamarca que envía a los hombres de Paulo Bento al amargo trago de la repesca. En el país vecino la decepción con su combinado nacional es evidente, sin embargo, ese traspiés también afecta indirectamente al Real Madrid.
Las numerosas etapas de montaña que están teniendo que afrontar Real Madrid y Barça en los últimos días parecen estar pasando factura. Todavía quedan varios puertos para acabar la etapa reina, pero el ritmo del pelotón empieza a dejar damnificados por el camino. Unos, como Iniesta o Carvalho volverán a estar con el grupo principal, mientras que otros como Khedira lo tienen complicado para volver antes de que termine la temporada.
Llegó este verano sin hacer ruido al Bernabéu, pero apenas tres meses después Ricardo Carvalho ya se ha ganado para la causa a casi toda la afición madridista. Su excelsa colocación y la experiencia acumulada en su etapa del Oporto y del Chelsea le han valido al central luso para convertirse en una de las sensaciones del comienzo de temporada madridista.
Sin embargo, parece que ha tenido que esperar para anotar un gol ante el Atlético de Madrid para que su labor sea plenamente reconocida. Parece injusto que algo tan poco habitual en el repertorio de Carvalho (ha marcado 15 goles a lo largo de toda su carrera) haya significado un punto común de reconocimiento. La excesiva atención que acapara cualquier derbi tiene estas cosas.
Sólo el desconocimiento del que hacemos gala en este país sobre lo que sucede fuera de nuestras fronteras (y no me refiero sólo a la cuestión futbolística) hizo que el fichaje de Carvalho fuera puesto en duda. Era el auténtico jefe del Oporto campeón de Europa en 2004. En esa edición de la Champions dejó verdaderos recitales ante Deportivo y Mónaco. El Madrid se fijó en él, pero la mala manía de Florentino de no gastar el dinero en defensas de primer nivel acabó con él jugando en Stamford Bridge. A Chamartín acabó llegando Walter Samuel. Cualquier comparación entre los dos es odiosa.
Sobre el campo, el central de Amarante representa todo lo que pide Mourinho: rigor, intensidad, pelea por cada balón... por eso fue uno de sus fichajes en el Chelsea y una de las peticiones del entrenador luso nada más llegar al Inter. Ya en Madrid no dudó y en cuanto pudo le llamó para estar a su lado. Algunos se echaron las manos a la cabeza cuando pensaron que Albiol pasaba a ser suplente por un central portugués de 32 años. El tiempo le ha dado la razón.
Pero si Mourinho llamó a Carvalho para esta aventura lo hizo porque es consciente que en esta nueva versión del Real Madrid, el ex del Chelsea puede triunfar. En temporadas anteriores, con la defensa desguarnecida, con muchos metros entre la espalda de los centrales y Casillas, cualquier zaguero lento estaba condenado a fracasar. Sin embargo, este año Carvalho ha demostrado que afortunadamente en esto del fútbol prima algo más que el físico. Son muchos años en equipos de primer nivel, marcando a varios delanteros de lo mejor del fútbol mundial. Todo ello ha acabado conformando al futbolista que hoy porta el '2' del Real Madrid, un jugador al que algunos parecen haber descubierto tras hacer algo para lo que no vino a este equipo: marcar goles.
Publicado el 8 de noviembre de 2010 a las 17:45.
Francisco Quirós
De punta en blancoes un blog escrito por Francisco Quirós Soriano (Ávila, 1982), responsable de la sección de Deportes del semanario 'Gente'. Esta bitácora pretende ser un punto de encuentro para para los seguidores del Real Madrid y del fútbol en general. Bienvenid@