Cristiano Ronaldo, el ego hecho goleador
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Cualquier persona que contemplara por primera vez un partido de fútbol el sábado pasado ya sabe a la perfección quien es Cristiano Ronaldo: capaz de lo mejor sobre un terreno de juego, goleador implacable, pero también un espanto cada vez que tiene delante de sí un micrófono. Su frase ("Es para callar la boca a los que me critican") puede ser entendible, pero desde luego no juega en su favor, más bien al contrario. Él mismo ha sido el culpable de que se hable más de estas declaraciones que de su gran actuación en el Sánchez Pizjuán y eso sólo sirve para agrandar su leyenda de jugador egocéntrico (recuerden eso de "bueno, guapo y rico").
En el fondo de esta cuestión subyace la razón por la que CR7 se ha instalado entre la flor y nata del fútbol mundial: su capacidad de superación. Poco queda de aquel flaco malabarista que llegó a Manchester en el verano de 2003. Desde entonces, su obsesión por mejorar le ha llevado a mejorar su físico y sus prestaciones en el campo (remate de cabeza y chuts a portería portentosos). Todas esas ansias de mejora e instinto por superar cualquier estímulo, aunque éste sea en forma de críticas, le llevan en ocasiones a equivocarse en el otro campo en el que también debe saber jugar un futbolista del siglo XXI: ante los medios de comunicación.
Urge que bien a título personal o bien guíado por el club, Cristiano Ronaldo cuente con la figura de un asesor, alguien que sea capaz de hacerle conocer que estas palabras sólo sirven para que haya más pitos e insultos en sus estadios hacia su persona. Ronaldo lleva a cuestas el ego del que debe presumir cualquier goleador, aunque también debe empezar a conocer la importancia de no hacerse más enemigos. El gusto y juicio del público del Bernabéu son susceptibles de crítica, pero asumirlo es algo que va en el generoso sueldo de CR7.
Superando esto y también, por qué no decirlo, su obcecación constante por superar el pulso por Messi, le harán mucho bien a Ronaldo y, por supuesto, al Real Madrid. Ha sido capaz de responder en el terreno de juego cuando más críticas se cernían sobre él, tanto en su primer año, como en la temporada pasada tras el 5-0 del Camp Nou. Esto no está al alcance de cualquiera, por más que algunos intenten engañar con artículos infames y fácilmente rebatibles. Ahora sólo falta que de una vez ponga ese ego al servicio del colectivo, algo que es factible como ha quedado sobradamente demostrado en la historia del fútbol.
Publicado el 19 de diciembre de 2011 a las 10:45.