Osasuna comprueba el abánico de recursos del Real Madrid
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Decía Marcelo Bielsa que había una cara de las victorias que no le gustaba: no se suelen sacar las mismas conclusiones que tras una derrota. No seré yo el que ponga en duda las palabras del maestro argentino, pero tras la goleada del Real Madrid ante el Osasuna me parece conveniente desmenuzar algunas de las líneas maestras sobre las que se está asentando el juego de los hombres de Mourinho esta temporada. No es una cuestión de aprovechar el viento a favor, estas líneas sólo pretenden ser una reflexión para intentar entender la mejoría de los blancos en las últimas semanas.
Durante esta temporada se ha destacado por encima de otras cosas la voracidad del Real Madrid caracterizada en contragolpes fulgurantes. Mendilibar, un técnico al que se le podrán reprochar muchos aspectos excepto el de no trabajar los encuentros, dispuso dos líneas de cuatro muy juntas cerca de la frontal de su área para reducir los espacios, cortando de este modo dos vías de ataque del Madrid: el juego entre líneas de Özil y los pases a la espalda de la defensa de Xabi Alonso. Con las posibilidades de estos dos jugadores minimizadas, había que hacer un esfuerzo en el repliegue para evitar que el Madrid corriera a la contra. Osasuna lo logró durante muchos minutos, aprovechando en parte la baja de Kaká, aunque el Madrid volvió a demostrar su catálogo de recursos ganando el encuentro por otras vías.
Di María, Arbeloa y Coentrao se encargaron de dar amplitud al juego por los costados. El argentino demostró que jugar en la banda no natural puede ser una ayuda para tirar diagonales, pero también para dibujar centros en los que el efecto del balón juega a favor del delantero y en contra del portero. Así llegaron los dos primeros goles del Madrid. Coentrao y Arbeloa también se prodigaron en esa suerte en los goles de Benzema y Ronaldo.
El otro aspecto relevante y sobre el que se asienta, en mi modesta opinión, el cambio de este Real Madrid respecto a las versiones mostradas en el Ciudad de Valencia y en el Sardinero, es la capacidad de asociación en el campo del contrario y la temprana recuperación del balón. El equipo parece haber encontrado la paciencia necesaria para hacer una circulación del balón que obligue al rival a bascular continuamente. Si a eso se le une que cada vez que pierde la posesión, hasta cuatro jugadores se lanzan inmediatamente a la recuperación, el resultado es el que se ha visto en los últimos encuentros.
En base a estos parámetros se va asentando la progresión madridista, una evolución que tendrá su primer examen final el 10 de diciembre ante el Barça.
Publicado el 7 de noviembre de 2011 a las 10:15.