La UEFA le pasa la factura a Mourinho y al Real Madrid
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Vaya por delante que soy reacio a creer en teorías de la conspiración y que pienso que el quid de la cuestión está en el nivel tan alarmantemente bajo del arbitraje europeo. Sin embargo, empiezo a plantearme seriamente que la UEFA tiene razones para poner piedras en el camino del Real Madrid. A las siguientes pruebas me remito.
Para empezar, Florentino Pérez, cuyo único pecado ha sido mirar por el interés de su club, vamos como cualquier presidente; fue una de las cabezas visibles en ese proyecto de Liga entre los grandes del continente que no gustó nada a la UEFA. Me preguntó cuanto tardarían otros clubes que van de tapadillo en adherirse a esa propuesta si esta alcanzara un mínimo punto de viabilidad.
Pero la gota que debió colmar el vaso fue la famosa rueda de prensa de Mourinho la pasada temporada tras la ida de la semifinales de la Champions. El volcán que desató el luso escupió lava a todos los que se pusieron por delante, dejando un mensaje que es mucho más grave de lo que parece, entre otras cosas porque si realmente están libres de pecado, desde la UEFA se habría propuesto una sanción ejemplar al estilo de inhabilitación por el resto de su carrera y nada de nimiedades de tres partidos.
Por todo esto, los arbitrajes del año pasado en Lyon y Amsterdam, por citar algunos ejemplos de lo que nunca debería verse en una competición del glamour de la Champions; han parecido maravillosos comparado con lo de ayer en Zagreb. La patada alevosa sin ninguna intención de jugar al balón a Coentrao sólo quedó en una amarilla. Por como cosas como esas, sorprende la expulsión de Marcelo. Las dos tarjetas, reglamento en mano, son justas; pero cuando el listón se ha colocado tan alto la conclusión que se extrae es que es mejor dar patadas que dejarse caer en una jugada en la que no hay penalti pero sí contacto. Cualquiera que haya jugado siquiera en un club de regional sabe que en ocasiones un simple toque te puede desequilibrar. Ahora no hay término medio: o es penalti o el jugador ha fingido.
Peor aún fue la entrada a Cristiano. Por otra acción de menos peligro, con el balón de por medio, expulsaron el día anterior a un central del Olympique de Marsella. El tobillo del portugués acabó ensangrentado, prueba evidente de la peligrosidad de la entrada; una acción que ha refrescado la memoria de muchos sobre las palabras de Platini y la protección arbitral a Messi. Si el francés hubiera generalizado hablando de todas las estrellas se habría curado en salud. Lo único que ha logrado con eso es dar pie a interpretaciones desafortunadas como la que hizo CR7 nada más acabar el partido.
Por el bien del fútbol esperemos que esto sólo sea un lunar en las actuaciones de los árbitros en esta Champions. Mientras tanto el señor Svein Oddvar Moen sólo ha conseguido que las próximas actuaciones de sus colegas sean miradas con lupa.
Publicado el 15 de septiembre de 2011 a las 11:00.