Gago y Varane, el peso de las etiquetas
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El pasado viernes el bueno de Fernando Gago se ganaba la enemistad del escaso sector de la afición madridista que aún creía en este mediocentro argentino que costó la friolera de 20 millones de euros. Vino a decir el exjugador de Boca que actualmente el Barça es superior al Madrid, pero que la afición no se resigna. No me queda ninguna duda que en esto en tiempos de Bernabéu habría tenido una consecuencia inmediata: el despido del jugador.
Si Gago se hubiera empapado un poco de la historia de este club sabría que estas declaraciones están poco menos que prohibidas. Dentro de la mentalidad de un deportista profesional, la palabra resignación es casi un tabú. Imagínense que hoy mismo se presenta un iluminado en la sesión de entrenamientos de Tyson Gay o de Asafa Powell y les dice que lo dejen, que no tiene sentido seguir esforzándose ya que la medalla de oro de los JJOO de Londres será para Usain Bolt. Casi con toda probabilidad, la respuesta de estos atletas estaría llena de insultos.
Gracias a la incotinencia verbal del inefable Ramón Calderón, Gago llegó a Chamartín en el invierno de 2006 a cambio de 20 millones. De la mano, también se vistió de blanco otro argentino que costó 12 millones. El primero llegaba con la vitola de estrella y con la esperanza de encontrar un nuevo Redondo, un calificativo más ajustado al corte de pelo que lucía que al tipo de juego y carácter que despliega sobre el terreno de juego. Su compatriota Higuaín tuvo que sudar mucho para demostrar que el malvado apelativo que le colocó un entonces compañero de vestuario ('Igualín') era erróneo.
Mientras Gago parece haber asumido su suplencia sin problemas, Higuaín se ha ganado a pulso el respeto de una afición que sí está resignada: cuando Calderón y Mijatovic se fueron a pescar a Argentina, les colaron un pufo que va a ser difícil de colocar este verano. Estos ejemplos deberían servir al recién llegado Varane para saber qué camino escoger. Si decide esforzarse e intentar superar cualquier adversidad, puede ser un jugador interesante a largo plazo; si, por el contrario, se queda ensimismado en su etiqueta del 'nuevo Hierro', corre el riesgo de ser el nuevo Woodgate...o el nuevo Gago.
Publicado el 28 de junio de 2011 a las 11:00.