Di María y/o la intoxicación de los representantes
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Por si Mourinho y Pardeza tenían poco trabajo con la planificación de la plantilla para la próxima temporada, Ángel Di María ha echado un poco más de leña al fuego para de paso dar otro quebradero de cabeza a Florentino Pérez. Hace pocos días que el extremo argentino se destapó en una radio de su país asegurando que está muy a gusto en el Madrid, que se siente identificado con el club...y que espera una subida de sueldo.
Después de una gran temporada en la que se ha convertido en un jugador básico en los esquemas de Mourinho, a Di María le ha faltado tiempo para salir reivindicando un aumento de su ficha. El argentino cobra ahora mismo dos millones de euros netos, una cifra que tal vez el resto de vulgares asalariados no lleguemos a reunir durante nuestra vida. Su esfuerzo y compromiso parecen estar fuera de toda duda, pero desde luego no parece haber elegido el mejor modo para proclamar sus deseos.
Di María se convierte así en otro caso de jugador mal asesorado. Con los números en la mano, una declaración de buenas intenciones y una promesa de verse vestido de blanco muchos años, es difícil pensar que el club no se hubiera sentado de buena gana a renegociar un contrato, que no conviene olvidarlo, tiene menos de doce meses de antiguedad. Las cosas le han ido rodadas en su primer año, pero por la misma regla de tres se da por entendido que si esta temporada baja su rendimiento el club podría plantearse rebajarle su ficha.
Los mismos que animan al jugador a tirarse esos órdagos deberían advertirle de los peligros que conlleva su actitud, aunque lejos de eso seguro que esperan a que otra vez haya aguas revueltas para en su día forzar un traspaso del que sacar tajada. ¿A alguien le quedan dudas todavía de que son estos señores los que manejan a sus anchas el fútbol actual?
Publicado el 21 de junio de 2011 a las 12:15.