De punta en blanco. Real Madrid

Ahora con la selección sub-21 está jugando la fase final del campeonato de Europa de la categoría, uno echa la vista atrás y recuerda aquella edición de 2007 en el que deslumbraba un hábil y eléctrico extremo izquierdo holandés llamado Royston Ricky Drenthe. La 'oranje' era la anfitriona de un torneo que acabó en sus vitrinas, pero por encima de todo quedaba un nombre: Drenthe.

Después de un verano de fracasos en materia de fichajes y de promesas incumplidas, Ramón Calderón se lanzó a contratar a la gran sensación del momento. Daba igual que también tuviera en mente traer a un futbolista de condiciones similares como Arjen Robben, lo importante era colgarse la medalla obviando que la afición demandaba a dos de los fichajes (Cesc y Kaká) que sirvieron de bandera en su candidatura a presidente madridista.

De aquellos barros vienen estos lodos. Cuatro años después, Drenthe lejos de ser una solución para el Madrid se ha convertido en un problema. Regresa de una cesión en el Hércules tan poco afortunada como polémica que sólo ha servido para hundir un poco más su reputación. Viendo vídeos de aquel Europeo de 2007, cualquier aficionado hubiera querido a Drenthe para su equipo, pero la dirección deportiva cayó en un error muy común: quedarse sólo en lo meramente deportivo. Cuando un club como el Madrid pone toda la carne en el asador por un jugador, primero debe conocer todos y cada uno de los aspectos que rodean al futbolista, incluida su vida privada (valga este razonamiento para el hipotético fichaje de Neymar).

Con la fama ganada a pulso en el Hércules, el Madrid tiene difícil buscar otro destino a Drenthe. A pesar de las cifras que se manejan en este deporte, parece complicado que alguien haga una locura por un jugador cuya profesionalidad ha quedado en entredicho. Mientras se busca una salida, lo que parece claro es que Mourinho deberá tragar con el jugador (una vez más) al menos durante el inicio de la pretemporada.

Publicado el 17 de junio de 2011 a las 09:00.