Cómo han cambiado las exigencias madridistas en ocho años
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Tal vez por el desconocimiento de que este mismo club pasó más de treinta años sin levantar una Copa de Europa, o quizás por lo malacostumbrada que está una afición cuya demanda siempre es el éxito, incluso por encima del buen juego, lo cierto es que durante varios años el Madrid parecía obligado a llegar como mínimo a la final de la Copa de Europa.
Tras unos años de decepciones y en algunos casos de ridículos, la afición merengue ha recibido con alegría la clasificación de su equipo para las semifinales de la máxima competición continental. Si el muro de los octavos era empinado, el de las semifinales parecía casi inaccesible. Queda la sensación que si los blancos no se vieran en semis con el eterno rival, parecería que ya han cumplido las expectativas metiéndose entre los cuatro mejores.
Sin embargo, parece conveniente recordar que en la 2002-2003 el Madrid acabó ganando la Liga pero dejando un sabor agridulce tras quedarse sin final de Champions. Creo que ese fue el principio del fin para Del Bosque. La Liga es un aperitivo para la afición madridista que siempre espera lo máximo en Europa. Si se gana la Champions, el resto da igual. Por eso, aquella Juventus comenzó a poner fecha y hora al finiquito de Del Bosque y me atrevería a decir que también el de Fernando Hierro.
Ahora, ocho años después, Mourinho se enfrenta a la razón por la que llegó al Bernabéu hace menos de un año: acabar con el reinado del Barcelona. El destino ha querido que en dos de las tres competiciones pueda ejercer de verdugo de los culés. Sin embargo, las sensaciones de los seguidores merengues son de respeto e incluso temor ante el ogro azulgrana. Desde fuera se ve al Madrid como el único equipo capaz de ganar al Barça, como si tuvieran más fe en sus posibilidades que ellos mismos. Sólo quedan 20 días para salir de dudas.
Publicado el 14 de abril de 2011 a las 15:30.