La 'pataleta' de Raúl
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Leyenda viva del madridismo y al mismo tiempo razón de división en la grada del Bernabéu. Raúl González Blanco se marchaba de la entidad merengue en el mes de junio, para algunos con un acto poco acorde a sus grandes méritos; para otros, esa salida casi improvisada fue el peaje que tuvo que pagar el '7' por su caciquismo en el vestuario blanco.
Me incluyo en el grupo de los que piensan que a Raúl le robaron un 'Balón de Oro' en 2001, pero también en el colectivo de los que creen que le sobraron años vestido de blanco. Como en casi todo lo referente a la materia balompédica, la exageración ha ido pegada a la carrera del '7'. Algunos le atribuyen numerosos milagros, mientras otros le culpan de grandes catástrofes blancas. Ni tanto ni tan calvo.
Sin embargo, es de ley reconocerle su sana tozudez por plantearse retos y, en la mayoría de los casos, superarlos. El último, convertirse en el máximo goleador histórico de las competiciones europeas. Y así se plantó en Mestalla, motivado por volver a España con el reto al alcance de la mano, pero también consciente de que en Valencia le iban a tirar a la cara muchas cosas, entre otras eso de que "el '7' de España" ahora tiene otro dueño.
Como todo el Schalke, Raúl jugó un partido de pillo. Supo aguantar la oleada inicial del Valencia, se fajó en la presión y tal vez por ello se le vio cometer más faltas que nunca. Pero cuando pasó el vendaval, el ex delantero blanco volvió a ser el más listo de la clase. Como en el Camp Nou en la 99-00, los silbidos se habían convertido en un silencio muy significativo: doloroso para la moral de los 'ché', reconfortante para Raúl.
El ahora '7' del Schalke lo celebró con rabia y volvió a firmar esa pataleta que a metió a los aficionados blancos en la máquina del tiempo para trasladarles a una tarde de abril en la que el Madrid de Juande se mantenía a base de heroicidad en el pulso liguero con el mejor Barça de la historia. En aquella ocasión, los blancos también partían como 'víctimas propicias' y acabaron ganando en el Sánchez Pizjuán por 1-4 con hat-trick del '7' que celebró uno de los goles con el mismo estilo.
Sus mejores partidos ya forman parte de la hemeroteca. Sus mayores defensores dirán que debe volver a la selección y sus detractores más acérrimos dirán que está para jubilarse. Da igual quien lleve razón. Lo único cierto es que a Raúl, como a cualquier equipo alemán, no conviene enterrarle antes de tiempo.
Publicado el 16 de febrero de 2011 a las 11:00.