Cesc Fábregas, la razón por encima del sentimiento
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Después del trámite amistoso de la selección española, llega una nueva jornada de Liga, aunque echando un vistazo a las portadas de los principales diarios deportivos, cualquiera diría que estamos en vísperas de una fecha en la que el campeonato de la regularidad puede quedar definitivamente sentenciado.
El domingo, el Madrid visita al Espanyol, la primera de esas salidas que servirán para definir si este equipo está para grandes retos, aunque parece que tiene más trascendencia saber en qué equipo va a jugar Cesc Fábregas la próxima temporada. Mientras 'Marca' asegura que el Madrid pagará 60 millones (una información que días antes ya adelantó 'El Confidencial'), 'Sport' se basa en el sentimiento culé del jugador.
Y llegados a este punto, Florentino Pérez se encuentra en una encrucijada. Cesc, ya lo he dicho en otras ocasiones, es el jugador ideal para el centro del campo del Real Madrid, un 'box to box' de esos que tanto gustan a Mourinho pero que posee la calidad necesaria para dar criterio en la sala de máquinas. Sin embargo, el jugador ha dejado claro en varias ocasiones que su sueño es jugar en el Barça.
Pese a todo, es de alabar que el jugador no se esconda. Villa nunca dijo que fuera del Barça, entre otras cosas, por si a Florentino se le ocurría poner 50 millones encima de la mesa del presidente del Valencia. El asturiano sólo quería salir del Valencia, Madrid o Barça, daba igual el destino. El caso Cesc es distinto, aunque puede ser que el jugador tenga que tragarse sus palabras. El fichaje de Figo era, a priori, más difícil de lograr (recuerden aquella celebración de un título de Liga en el que Figo cantó eso de "Blancos llorones, saludad a los campeones") y el entonces capitán culé acabó volando al otro lado del puente aéreo como el que se cambia de zapatillas. Beckham, Zidane, Ronaldo... la historia reciente está llena de casos similares.
Wenger, uno de esos antimadridistas que pululan por el mundo, se negará a la salida del jugador con destino a Chamartín. Sin embargo, a la fuerza ahorcan y si el Madrid pone esos 60 millones sobre la mesa, el francés dirá adiós a los sentimentalismos y buscará un recambio a su hasta ahora jugador franquicia. Esa es la política del Arsenal, el balance económico por encima de los títulos.
Llegará el verano y Cesc puede hartarse a pregonar su amor por el color azulgrana. Aún así, corre el riesgo de que, por tercer verano consecutivo, el equipo de su infancia le vuelva a dejar en la estacada. Esos códigos parecen darle igual a Sandro Rosell, mientras que Florentino hace de eso la llave para fichar a cualquier futbolista. Y eso, a pesar de todo ese juego de portadas de diarios cuya credibilidad cae en picado, puede acabar siendo decisivo.
Publicado el 11 de febrero de 2011 a las 09:15.