Mi particular adiós a Dani Jarque
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Sábado por la noche. Comienzo mis vacaciones y entre mis planes inmediatos figura salir esta noche de fiesta con los amigos. Pero siendo como soy, no sé si por avidez informativa o por deformación profesional, decido conectarme a Internet para ver qué ha sucedido en el mundo y me topo con la trágica noticia: Dani Jarque ha muerto.
Sé que esto es un blog del Real Madrid y que hoy debería hablar del debut de Kaká, de la racha goleadora de Raúl o del acierto del fichaje de Benzema, pero, desgraciadamente, hoy no toca. Porque uno no puede evitar ponerse en la piel del aficionado del Espanyol de a pie, ilusionado con el nuevo estadio, con el nuevo proyecto deportivo, con la goleada de hace una semana al Liverpool o con la posibilidad de darle un pequeño disgusto al todopoderoso rival. Pienso en ese seguidor y sólo puedo llenarme de tristeza. Se ha ido más que un jugador, el típico futbolista surgido de la cantera que se va ganando poco a poco un puesto en el primer equipo para acabar siendo uno de los referentes del club. Tenía ante sí una temporada ilusionante, recién nombrado primer capitán del equipo, en plena madurez deportiva y a punto de ser padre; demasiado cruel para ser cierto.
Una vertiente más existencialista y tal vez pesimista me lleva a reflexionar sobre más cosas. Jarque nació en 1983, apenas unos meses después que yo. Un deportista de élite que muere mientras hablaba por teléfono, sin duda, una lección más de que hay que disfrutar de cada momento de la vida, que en el fondo es el mejor regalo que tenemos. Desde aquí sólo me queda transmitir mi más sincero pésame a toda la familia de Jarque y a todo la entidad espanyolista. Descanse en paz.
Publicado el 8 de agosto de 2009 a las 23:30.