Cesc, un fichaje con efecto devastador
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Entre las muchas consecuencias que tiene este mercado veraniego, además de llenar horas de tertulias a pie de barra de cualquier chiringuito, puede estar el avivar la rivalidad entre dos clubes. Quedan lejanas aquellas trifulcas dialécticas entre Lorenzo Sanz y Nuñez por Karembeu o por Giovanni, pero ahora, si el Madrid se lanzase a por el fichaje de un determinado jugador seguro que las directivas volverían a las trincheras. Hablo, como muchos habréis imaginado, de Cesc Fábregas.
Blaugrana desde pequeño, emigró del Barcelona víctima de una época un tanto rara en el trato con la cantera culé. Digo rara porque precisamente si en algo supera el Barça al Madrid es el trato de los jugadores jóvenes. Algo parecido sucedió con Piqué y, al final, les valió cierto dinero reconocer su error.
El Madrid anda tras un medio centro que dote de creatividad al juego, que sepa marcar el ritmo de partido, que no le queme el balón en los pies en los momentos difíciles...vamos un jugador que llene, casi una década después, el vacío dejado por un jugador con mayúsculas: Fernando Carlos Redondo, al que, curiosamente, vendió Florentino Pérez al Milan. En ese perfil encaja a la perfección Cesc Fábregas.
La primera vez que le ví jugar fue en el Mundial Sub-17 jugado en Finlandia en 2003. España llevaba una gran selección con jugadores de la talla de David Silva, José Manuel Jurado o el madridista Javi García. No seguí la primera fase y cuando quise darme cuenta el torneo ya estaba en semifinales. Argentina-España, casi nada. La albiceleste, que tenía un plantel sensacional (Ustari, Gago, Cardozo...), comenzó como un tiro y dos goles de Biglia y del hoy madridista Garay pusieron por delante a los sudamericanos. Entonces, Fábregas empezó a carburar y con un gol suyo y otro de Jurado España forzó la prórroga, donde apareció a un minuto del final para sentenciar con un gol de fábula. No era difícil quedarse con su nombre y sobre todo, enamorarse de su juego. Fue Bota de Oro y Balón de Oro de un torneo al que llegó con 16 años recién cumplidos. Una barbaridad.
Meses después emigraba a Londres donde rápidamente fue jugando minutos con el primer equipo. Ganó peso en los 'Gunners' y Wenger no dudó en vender a todo un ídolo de Highbury como Vieira porque sabía que tenía en sus filas a un jugador único. El resto de su carrera ya es más conocida. Su única asignatura pendiente está con la selección donde se consagró en la Euro, un torneo donde protagonizó, en mi opinión, el gesto técnico más bello:
Es el momento ideal. Quiere salir del Arsenal que no puede competir con el United, Chelsea e incluso Liverpool. Además, sería devolverle la moneda al Barcelona con el asunto Eto'o y lo mejor es que es español y sólo tiene 22 años. Maradona ya advirtió que iba para figura en el Mundial de 2006. Florentino ¿a qué esperas para ficharle?
Publicado el 9 de julio de 2009 a las 19:45.