James Rodríguez no es Di María
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La final de la pasada edición de la Liga de Campeones parecía exorcizar todos los males recientes del madridismo. Con la conquista de la ansiada Décima, Ancelotti respiraba tranquilo: si se había logrado el gran objetivo, tal vez, afrontaría una temporada más plácida, con menos estridencias. Sin embargo, el italiano obviaba que este club es, por definición, la casa de los líos. Después de mucho tiempo armando el rompecabezas del equilibrio táctico, Ancelotti debe configurar, en tiempo récord y con garantías, un nuevo puzzle sin dos de sus piezas básicas.
Por razones económicas, personales, o las dos juntas, lo único cierto es que el entrenador italiano está condenado a cubrir los huecos dejados por Di María y Xabi Alonso en su equipo. La ausencia del donostiarra es un mal al que, tarde o temprano, debía enfrentarse. Cuando Alonso vio en Münich la tarjeta amarilla que le impedía jugar la final de la Champions, los cimientos tácticos del equipo se tambalearon. Ahora, el Madrid debe pasar página de manera fulgurante, apelando a que lllarramendi madure a pasos agigantados, a que Khedira deje de pensar en su futuro y, sobre todo, a que Kroos sepa compaginar sus pases de esmoquin con el mono de faena.
Aunque parezca paradójico, ese no es el problema que más quebraderos de cabeza le está dando a Ancelotti. El cambio radical que dio el Madrid en el segundo tramo de la pasada temporada tuvo mucho que ver con la adrenalina de Ángel Di María. Más allá de las razones de su salida, el 'Fideo' se ganó ser un jugador clave por varios motivos: capacidad para el último pase, desborde, centros laterales (un recurso en vías de extinción en el equipo blanco) y, ante todo, despliegue físico para iniciar una presión que, en el 95% de los casos, no hacían los componentes de la famosa BBC.
Las inversiones en el reciente mercado veraniego obligan a Ancelotti a pensar en James Rodríguez como recambio de Di María, una situación que recuerda a aquella que Rafa Benítez ilustró siendo entrenador del Valencia con la frase "pido un sofá y me traen una lámpara". Partamos de la obviedad: el colombiano no es el argentino. Por más que James haya ganado solidez defensiva tras su paso por el Mónaco, el nuevo propietario del '10' tiene mucho más que perder que ganar en esta nueva etapa. Llega a un equipo en el que la figura del clásico mediapunta, el enganche que dirían en Sudamérica, no se contempla dentro del esquema, algo que ya sufrió Isco el año pasado. Además, a James le falta vuelo y vértigo para cumplir con el rol de Di María, algo que se traduce en un equipo dividido entre delanteros y defensas, como ya quedó de manifiesto en Anoeta.
Con todos estos detalles apuntados en su libreta, no es de extrañar que el bueno de Ancelotti baraje algunas alternativas un tanto raras, como retrasar a Bale al centro del campo o colocar en esa demarcación a Coentrao, algo que ya practicó Mourinho en la Supercopa disputada en el verano de 2011. El entrenador italiano, que en esto de encajar cromos ya tiene experiencia, sabe que se juega en este envite buena parte del crédito obtenido aquel 24 de mayo en Lisboa. Que tenga suerte. Le va a hacer mucha falta.
Publicado el 8 de septiembre de 2014 a las 10:00.