Isco vuelve a llamar a la puerta de Ancelotti
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Salvo en la ruidosa eliminatoria copera, el Madrid no ha terminado con buena cara los derbis de esta temporada ante el Atlético. En el Bernabéu la derrota por 0-1 dejó al aire las primeras vergüenzas del Real 'ancelottiano', mientras que el derbi del Calderón sirvió para ver que este equipo debe partir siempre de la premisa de ser protagonista y marcar el ritmo de partido, nunca esperar a que los acontecimientos se vayan sucediendo. Lo que también pueden tener de similitud ambos derbis son las consecuencias que pueden acarrear desde el punto de vista táctico para el conjunto blanco.
Me explico. El partido de ida hizo que Ancelotti pasara del 1-4-2-3-1 con el que había empezado la temporada al 1-4-3-3. El italiano advirtió a sus ayudantes de que Illarramendi e Isco, dos de los refuerzos más sonados del pasado verano, no tenían mimbres aún para sostener al equipo. Claro, que el extécnico del Milan no debió de caer en la cuenta de que a su figura le faltaba la bisagra fundamental, esa a la que aludió constantemente José Mourinho y a la que nunca consiguió encontrar recambio: Xabi Alonso. Con el tolosarra en el campo, el Madrid mejoró, como no podía ser de otra manera. La reubicación de Modric y el despliegue de Khedira liberaban a la BBC de ciertas tareas defensivas y con esta apuesta llegaron algunas de las fases más brillantes de la temporada. Para un servidor, la primera parte ante la Real Sociedad ocupa el primer puesto en esa clasificación. Control, presión, vértigo y eficacia. Esa combinación prometía a un Madrid más seguro en ese tramo de la temporada, pero llegó un contratiempo en forma de lesión del que, quizás por desconsideración o tal vez por ignorancia, se ha hablado muy poco: la lesión de Khedira.
Sin el alemán, Ancelotti colocó a Di María en el eje de tres del centro del campo. El argentino, que ya conocía esa ubicación de su experiencia en la selección, no aporta salida de balón, pero a cambio regala un derroche físico que hace que no chirríe tanto esa decisión. Pero para partidos de rompe y rasga como el derbi del Calderón, al Madrid le hacía falta algo más en la medular. No hacía falta un doctorado en táctica para darse cuenta de que Mario, Gabi, Koke, Arda y Raúl García estaban limitando el funcionamiento del centro del campo blanco. Con la segunda parte ya avanzada y casi apelando a la heroica, Ancelotti se desdijo. Sacó a Carvajal y a Marcelo para dar amplitud por las bandas, algo parecido a lo que hizo en Valencia, retrasó a Modric hasta la base de las jugadas junto a Xabi Alonso y, sobre todo, metió a Isco entre líneas. Con el malagueño fresco, Gabi y Mario Suárez ya no podían ir a las ayudas con tanta alegría, ahora tenían trabajo. Y mucho.
Este arreón final puede ser la mejor noticia para el Madrid. Durante esta semana se hablará, como siempre, de posibles penaltis, entradas y acciones polémicas, pero bien haría Ancelotti en dedicarle un buen espacio de tiempo a replantearse si este Madrid es el del 4-3-3 de Modric o el del 4-2-3-1 de Isco. Con uno u otro dibujo, los blancos llegan a la fase decisiva de la temporada con opciones de ganar el 'triplete', pero con unas dudas que deben despejar de forma rápida para no pasar otra temporada en blanco.
Publicado el 3 de marzo de 2014 a las 09:00.