Ancelotti, váyase ya
Archivado en: Real Madrid, Ancelotti,
"El club más prestigioso del mundo tiene que ganar jugando un fútbol espectacular. Vamos a trabajar por jugar un fútbol que pueda dar a los aficionados felicidad". Estas fueron las palabras de Carlo Ancelotti durante su presentación como entrenador del Real Madrid, unas declaraciones que cien días después parecen una frase lapidaria. El Real Madrid es tercero en la clasificación (ligeramente mejor que el año pasado a estas mismas alturas), es líder en su grupo de Liga de Campeones y todavía no se ha estrenado en la Copa del Rey. Sobre el papel, podría parecer que el proyecto del italiano todavía guarda un margen para la paciencia. Nada más lejos de la realidad.
Porque la derrota ante el Atlético, más allá del simbolismo que tiene caer en el derbi, es sólo la constatación de que este equipo no carbura. Lo peor no es perder, sino aún no saber cuál es el camino sobre el que edificar un proyecto deportivo. El equipo ha pasado apuros en todos y cada uno de sus partidos, incluido el engañoso 1-6 logrado en Estambul. Ante el Galatasaray hubo que recurrir, una vez más, a las paradas de Diego López y a una genialidad de Isco para encauzar el encuentro. Con los turcos volcados en busca del empate y una defensa de mantequilla, el Madrid sacó provecho de su mejor virtud: la velocidad y el juego a la contra.
Quiera Ancelotti o no, este equipo rinde mejor en ese escenario. Salvo Modric e Isco no cuenta con centrocampistas para contemporizar y marcar el tempo del partido. Si a esto se le unen las cualidades de Cristiano Ronaldo, Di María o Benzema, no queda otra salida que apostar por un equipo más contragolpeador que asociativo, sobre todo cuando tu fichaje estrella, ese que ha costado 100 millones de euros (lo que no significa que los valga), saca lo mejor de sí mismo con espacios y velocidad.
Ancelotti ha querido quitar los vicios de la era Mourinho a este Madrid, pero no sabe sobre qué idea hacerlo. Ha manejado un 4-4-2 y un 4-3-3, esquemas donde Isco siempre queda desubicado y el centro del campo desguarnecido. Si de algo sirvió la etapa anterior madridista es para corroborar que el equipo se maneja mejor en el 4-2-3-1, aunque ese y otros tantos esquemas es clave un jugador del que pocos hablan actualmente, incluso en este pequeña marejada: Xabi Alonso.
La baja del tolosarra puede servir como atenuante para Ancelotti, aunque lecturas de partidos como la que hizo el italiano el pasado sábado hacen que las dudas estén más que justificadas. Simeone pobló la banda derecha, con ayudas constantes a Juanfran para anular a Ronaldo, regalando el flanco diestro del ataque blanco, consciente de las limitaciones de Arbeloa. No hay que ser ingeniero, ni doctor honoris causa para haber caído en la cuenta de que Carvajal podría haber sido un buen antídoto.
Florentino Pérez no es partidario de truncar proyectos y mucho menos cuando sólo se llevan dos meses de competición, pero a veces un remedio traumático a tiempo soluciona muchos problemas futuros. Destituir a un entrenador que no sabe por dónde debe dirigir esta multimillonaria nave y que, tal vez, haya tomado por tontos a unos aficionados que deberían saber que ni la Juventus, ni el Milan, ni el Chelsea, ni tampoco el PSG fueron un paradigma de 'jogo bonito' con el italiano al mando. Para este viaje no hacían falta esas alforjas.
Publicado el 30 de septiembre de 2013 a las 09:15.