El Barça y los árbitros; sí pero no
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Dejando a un lado las filias y las fobias, las estadísticas, esas que algunan tildan de frías pero que siempre sirven como reclamo ante las dudas, demuestran que desde la llegada de José Mourinho la distancia deportiva entre el Real Madrid y el Barcelona se ha acortado hasta límites mínimos. Los blancos han dejado de hacer el ridículo en la Copa ante algún Segunda B y ya no miran a los octavos de final de la Champions League como ese muro insalvable. Con el debate en torno al argumento futbolístico mucho más igualado, en Barcelona ya sólo les quedaba una carta para seguir demonizando al eterno rival: los valors. Ellos eran los del juego limpio, los que apuestan por la cantera y no por la cartera y un verdadero ejemplo para los niños. Mourinho y algunos jugadores como Pepe, todo lo contrario.
Recurro a los verbos en pasado porque desde este jueves, 4 de abril de 2013, todo ha cambiado. El Barcelona ha recurrido al manual de Groucho Marx ("Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros") para presentar ante la UEFA una queja formal por la actuación del colegiado alemán Stark en el partido ante el Paris Saint Germain. Los que no hablaban de los árbitros, ya lo hacen. Se acabó la hipocresía. Cuando Mourinho, reincidente y maestro en este tipo de quejas, salió a la palestra para criticar la actuación de Stark en las semifinales de hace dos años, al otro lado del puente aéreo se recurrió a la acusación de 'equipo pequeño' y de 'falta de señorío'.
No cabe duda de que Stark se equivocó en dos aspectos fundamentales, sobre todo a la hora de no dejar entrar en el terreno de juego a Mascherano y Jordi Alba, pero la queja del Barcelona desprende mezquindad por los cuatro costados. Si a usted un médico le perjudica en una intervención quirúrgica y decide denunciarlo ante un tribunal, probablemente no estará buscando una solución a su problema de salud, sino una compensación en el futuro. Es decir, lo peor, al menos a mi juicio, no es tanto la queja como el objetivo de esta.
En su comparecencia, el portavoz del club, Toni Freixa, ese hombre que cada vez que habla sube el pan, dejó frases que suenan a chiste como "no interpretamos la labor arbitral". Como todo lo que va mal es susceptible de empeorar, el propio Freixa se encargó de abrir la puerta a un cambio en el trato arbitral: "Todo el mundo puede ver que últimamente no estamos teniendo suerte... Esperamos dejar de tener esta mala suerte con los árbitros porque los hemos tenido en las dos últimas eliminatorias".
Da la casualidad que esas dos últimas eliminatorias de las que habla Freixa han coincidido con un bajón en el brillante juego de los azulgranas. El Milan estuvo cerca de dejarles en la cuneta y el PSG llegará al Camp Nou aún vivo en su cruce de cuartos. Indirectamente, el Barça ha mostrado públicamente su nerviosismo, un síntoma que debería preocupar a sus aficionados e insuflar algo de aliento en sus próximos rivales. En Can Barça han dejado de hablar de fútbol para hacerlo de los árbitros. Mal asunto para ellos y también para todos esos niños a los que, según ellos, servían de ejemplo. Adéu valors.
Publicado el 5 de abril de 2013 a las 09:15.