Sergio Ramos, maneras de desviar la atención
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Dieciséis tarjetas rojas en 341 partidos con la camiseta del Real Madrid, o lo que es lo mismo, una expulsión cada 21 encuentros, parece un dato bastante desolador como para hacer un examen de conciencia. Lejos de ello, Sergio Ramos compareció ante los medios de comunicación tras ampliar su negro historial para dejar alguna que otra perla.
"El fútbol español se merece grandísimos arbitrajes porque tenemos grandísimos jugadores". Este fue sólo uno de los titulares que dejó el sevillano en la zona mixta, una declaración que, de no ser por el silencio instaurado en el gremio arbitral, podría tener una respuesta inmediata. Con el reglamento en la mano, la expulsión de Ramos fue más que justa. La primera tarjeta se produce por dos infracciones continuadas en las que el jugador se desentiende del balón. La segunda es de patio de colegio. Apenas 40 segundos después de ser amonestado, Ramos salta con el brazo derecho extendido para cortar un centro de un jugador rayista. Rápidamente se echa las manos a la cara para tratar de despistar, pero la decisión estaba tomada.
El Real Madrid se quedaba con un jugador menos con más de una hora de partido por delante. Mourinho tuvo que realizar la primera sustitución para deshacer el entuerto, siendo Morata el primer perjudicado. Seguro que el canterano le estará muy agradecido a Sergio Ramos. Como ya dije tras el partido de Copa ante el Celta, alguien debería sentarse a hablar con el camero para hacerle ver que su actitud no se corresponde con la de un capitán de un club tan grande. En muchas ocasiones, los colegiados no han sido precisamente benévolos con el defensa internacional, pero sus dos últimas expulsiones son acertadas al 101%. Por eso, sus palabras tras ambas decisiones arbitrales no juegan precisamente en su favor.
A partir de ahora, es más que probable que los árbitros miren con más recelo a Sergio Ramos. Es en esa labor, la de lavar su imagen, en la que el sevillano debe centrar sus fuerzas, y no mandar recaditos a Mourinho del orden de "mi estilo, por educación, nunca ha sido señalar a nadie y menos a un compañero si hay un error".
Publicado el 18 de febrero de 2013 a las 10:00.