Bayern-Real Madrid, una cuestión de respeto
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Faltan menos de 48 horas para que los dos primeros opositores a jugar la gran final de Münich empiecen a opositar por ser uno de los protagonistas del gran partido europeo del año. Bayern y Real Madrid evocan muchos encuentros históricos que han dado lustre a la Liga de Campeones (o la antigua Copa de Europa) y esta semifinal va camino de sentar otro precedente: el anfitrión de la final de esta edición, ante el equipo con más títulos y a la sazón, uno de los candidatos a arrebatar el trono al Barça.
Será un partido de 180 minutos en el que se podría pensar que la trayectoria de ambos equipos a lo largo del curso tendrá poco o nada que ver. Sin embargo, ese pensamiento ha quedado anulado con la táctica empleada por el Bayern en las horas previas al partido. Desde el equipo de Münich se apuesta por que el Allianz juegue un papel fundamental en la eliminatoria, lo que no deja de ser un síntoma de que el Bayern no llega a este partido en su mejor momento. En apenas cuatro días sólo ha sido capaz de sumar un punto sobre seis posibles en la Bundesliga, lo que ha dejado el título en bandeja al Borussia Dortmund. En caso de cumplirse los pronósticos en el campeonato germano, el Bayern se llevará un palo muy gordo. Se esperaba que éste fuera el año de la reconquista de la 'ensaladera' tras reforzar a conciencia su plantilla al mismo tiempo que el último campeón perdía a uno de sus jugadores clave como era Nuri Sahin.
Ante este mal momento, al Bayern le queda aún por jugar su carta más poderosa. Levantar el título de campeón de Europa en casa dejaría en un segundo plano el fracaso en la Bundesliga, lo cual hace muy peligroso al equipo de Münich, pero al mismo tiempo le deja ante una apuesta muy arriesgada: todo o nada. Por eso, se ha apelado al efecto efervescente del público, a recuperar la sensación de antaño cuando los rivales empequeñecían ante ambientes impresionantes. Pero en esa línea de calentar el partido, los dirigentes del Bayern han apostado por una táctica que históricamente se ha demostrado equivocada. Beckenbauer habla del Real Madrid como "un equipo normal", mientras que Uli Hoeness habla de que los blancos les tienen "más respeto". Todo esto tiene como objetivo alimentar la esperanza de la afición bávara, pero casi sin quererlo podrían haber dado al Madrid la dosis necesaria de motivación para afrontar un partido como éste.
El Bayern tiene mimbres para eliminar al Real Madrid, pero también pudiera suceder que al equipo de Heynckes se le volvieran en contra las declaraciones de sus dirigentes. Recuerdo que en el camino a la Novena, el Madrid quedó emparejado en cuartos con el Bayern. Un gol del camerunés Geremi dio ventaja en el vetusto estadio Olímpico a los blancos, lo que dio paso a una primera parte de dominio absoluto madridista con taconazos y otros lujos en el repertorio. El Bayern, dolido en su orgullo, remontó en la segunda parte, pero el bosnio Salihamidzic calentó el partido de vuelta con unas declaraciones altisonantes. Lejos de "cagarse en los pantalones", los de Del Bosque dejaron un partido para el recuerdo, cercano a la perfección, con un 2-0 que les daba el pase a semifinales.
Ese recuerdo debería ser suficiente para que Hoeness cambiara levemente su discurso y hablara de respeto, pero en ambos sentidos. Tal vez sin quererlo, los dirigentes del Bayern están preparando un escenario ideal para el Real Madrid.
Publicado el 16 de abril de 2012 a las 08:45.