Cristiano Ronaldo alcanza su madurez en el Real Madrid
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Cumple su tercera temporada como jugador madridista y en cada una de ellas está cumpliendo el reto de superarse, toda una obligación para un perfeccionista como él. Llegó con un pesado cartel a sus espaldas por el coste de su traspaso, se ganó la fama de chulo y provocador, pero poco a poco y a base de goles está dejando todos esos aspectos en un plano secundario. Que a estas alturas sólo se hable de sus tantos y de la belleza e importancia de estos refleja a las mil maravillas la evolución de CR7 como icono madridista.
Las exigencia con las que se encontró en su primera temporada (incluido su elevado precio) impidieron ver la verdadera medida del portugués. Un cambio de club siempre conlleva un periodo de aclimatación y éste tiende a alargarse si además lleva aparejado el hecho de competir en una nueva liga. El primer Madrid de la segunda era de Florentino Pérez estaba confeccionado única y exclusivamente para ganar, pero enfrente estaba un Barcelona que convertía en oro todo lo que tocaba. Individualmente, a Ronaldo le tocó convivir con la comparación con Messi. De lo que sería el principio del fin para la carrera de muchos, el crack de Madeira ha hecho un estímulo y cuando el argentino anota algún tanto, al luso le falta tiempo para responder con lo que mejor sabe hacer: marcar goles.
Pese a todo, su promedio no fue para nada decepcionante (0'94 goles por encuentro, superior a su mejor registro con el United, 0'86) aunque la temporada colectiva dejó casi en el olvido estos registros. Sus detractores encontraban un filón en su carácter ganador. Cuando Ronaldo se enfada ante un gol encajado, sus críticos ven un punto de egocentrismo que en ocasiones le ha jugado malas pasadas. Pero el portugués empezaría a ver el camino a seguir en la final de Copa de 2011. En ella, anotó el gol de la victoria. Su equipo levantaba un título tras vencer al Barcelona y él copaba todas las portadas. Entendió que el Madrid le necesitaba a él, pero sobre todo que él necesitaba al equipo, que el dar pases de gol le hacían tan importante como el hecho de ser el autor de esa diana.
Siempre en el disparadero, su cifra histórica de 40 goles en la Liga fue excusada por algunos ante el gran arreón final que dio en la carrera por el 'Pichichi'. Sus registros aumentaron notablemente en las últimas jornadas, justo cuando su equipo ya casi no se jugaba nada, un aspecto que fue aprovechado por algunos para dudar de la importancia de sus goles. Sin saberlo, a CR7 le habían puesto otro estímulo. Esta temporada ya ha alcanzado esa cifra de los 40 goles en la Liga y aún tiene seis jornadas por delante para superarlo y marcar un nuevo récord que se antoja casi insuperable. Sin embargo, la mejoría viene por otro lado: como demostró en el Calderón este miércoles, Ronaldo es capaz de echarse el equipo a las espaldas. Sus goles sí tienen ese carácter decisivo y además ha pulido su papel de asistente, como comprobó Callejón en el derbi ante el Atlético de Madrid.
Echando un vistazo a su carrera, uno se da cuenta de que la evolución de Cristiano es extraordinaria. Ha pasado de ser un extremo individualista y autor de regates sólo para la galería a ser primero un goleador incontenible y después un auténtico líder del Real Madrid. Y esto sí son palabras mayores.
Publicado el 13 de abril de 2012 a las 09:15.