Marcelo, un lateral con alma de mediapunta
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Llegó cinco años atrás en el mercado invernal, a la sombra de las contrataciones de Gago e Higuaín y como una clara apuesta de futuro. Su país de procedencia destapaba algunas dudas sobre su valía para defender y sobre todo colocaba sobre él la sombra de la comparación con su compatriota Roberto Carlos, tal vez el mejor '3' de la historia o al menos el que ha escrito mejores capítulos en la historia blanca desde el costado izquierdo.
Ha pasado el tiempo y Marcelo sigue sin tener el cartel de indiscutible en el Real Madrid, entre otras cosas por sus lagunas defensivas. Ese lunar en su expediente provoca que Mourinho apueste por Coentrao para los partidos más importantes, una decisión que en la cita ante el APOEL tenía un sentido pleno: el único peligro de los chipriotas podía llegar a través de los contragolpes y aunque Coentrao no es un dichado de virtudes técnicas, sí mide más sus subidas al ataque y por tanto deja menos desguarnecida su posición.
Cuando los chipriotas estaban más cansados y dejaban más huecos, Mourinho interpretó que era el momento de Kaká y Marcelo. Ambos se hartaron de asociarse por la banda izquierda y reventaron un partido que siempre tuvo claro signo blanco. El '8' siempre funcionó mejor en las segundas partes, ante un rival poco ordenado y con menos fuelle, pero con un coste de 65 millones de euros a sus espaldas resulta complicado asignarle un papel exclusivo de revulsivo.
Pero la mejor noticia llegó sin duda de la mano de Marcelo. El brasileño llevaba varios partidos dejando síntomas preocupantes. Si no brilla en el ataque, sólo se le evalúa por sus prestaciones defensivas y éstas nunca han sido su fuerte. Pero en un equipo con las funciones muy establecidas para todos sus miembros, Marcelo es uno de los pocos que tiene capacidad para salirse del guión, con todo lo bueno y malo que ello conlleva. El lateral es la alegría de este Madrid. No tiene la potencia de Roberto Carlos, ni siquiera su violento chut; por eso, más que un extremo disfrazado de lateral, Marcelo es un mediapunta camuflado de defensa. No depende sólo de la velocidad para causar estragos, hace gala de un virtuoso regate y es capaz de romper a cualquier zaga con un pase entrelíneas como el sombrero que ayer dejó a Benzema solo frente a Chiotis.
Todo esto dará más argumentos a Mourinho para apostar por la seriedad de Coentrao en partidos de altura, pero el portugués también sabe en su fuero interno que para superar a las defensas contrarias es importante el papel de Benzema, de Özil y de Cristiano, pero también el de Marcelo.
Publicado el 28 de marzo de 2012 a las 10:30.