Guardiola se quita la careta
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Llegó en el verano de 2008 a un equipo en caída libre y logró recomponerlo hasta colocarlo en la cima mundial. Los méritos de Pep Guardiola desde que es entrenador del Barcelona son muchos e incuestionables, pero eso no debe dejar en un segundo plano sus últimos deslices ante la prensa. Su pose elegante y su tendencia a no buscar excusas en las derrotas despertaban múltiples alabanzas para el técnico culé, sobre todo cuando se entraba en la comparación con José Mourinho. Sin embargo, aún quedaba por comprobar cómo se movería en el pantanoso terreno de la derrota, en el del equipo que persigue a otro en la clasificación liguera. Y es ahí donde estamos descubriendo el lado oculto de Guardiola.
Primero fue en una rueda de prensa posterior a la final de Copa de 2011, con su sutil ironía sobre la vista del juez de línea que anuló un gol de Pedro. Después, dejó de lado su versión educada para llamar a Mourinho "el puto amo" en la previa de las semifinales de la Champions. En todas esas situaciones había un denominador común: la carretera se había empinado un poco para los culés, quienes corrían el riesgo de ceder parte de su supremacía en favor del Real Madrid.
Pero ha sido esta temporada cuando de verdad Guardiola se ha destapado. Dejando a un lado comentarios políticos bochornosos ("somos de un país de ahí arriba") que obvian una vez más la universalidad de este club, el entrenador azulgrana ha dejado por fin salir esa versión que ya se atisbaba cuando era jugador. Parece que ha caído en el olvido esa idea de no hablar de los árbitros y encima ahora se mete con el realizador de televisión del Sevilla-Barça, eso sí, con mucho sarcasmo. Ni siquiera un elemento como éste parece estar a salvo de las críticas de Guardiola, cuando no conviene olvidar que Mediapro ha hecho caso a los deseos de Sandro Rosell sobre no jugar los domingos por la mañana.
Dueño de la política de comunicación del Barcelona, Guardiola cuenta con el beneplácito absoluto de buena parte de la prensa de la Ciudad Condal. El de Santpedor criticó a la que él denomina como "central lechera", tal vez sin tener en cuenta que en Madrid se pueden leer opiniones contrarias al Real Madrid y a José Mourinho, para mayor alegría de la opinión pública y del ejercicio del periodismo. Asuntos como éste han ayudado a que Guardiola se quite por fin la careta. La temporada entra en su recta final y las cartas están encima de la mesa. Al final va a resultar que ni Guardiola es un santo ni Mourinho la reencarnación de satanás.
Publicado el 21 de marzo de 2012 a las 11:00.