'Espasmo sensorial' al ver a Miguel Ángel Silvestre, mi Duque, a las puertas del Teatro Lara
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¿Hay algo más agradable que salir a pasear por Madrid en una tarde soleada y encontrarte de bruces con el hombres de tu vida? Ayer, caminando por la Corredera de San Pablo, pensando en mis cosas, pensando en nada, en la llegada de la primavera, en mis historias, rebuscando al mismo tiempo en mi super bolso de paparazzi, escucho una voz conocida a la altura del número 15, levanto la cabeza sin aún haberla identificado, y ahí estaba....¡EL DUQUE!¡MI DUQUE!¡MI NARCO!¡MI CAPITÁN!¡MI MIGUEL ÁNGEL SILVESTRE!¡MI HOMBRE!
Había planeado mil veces qué hacer en caso de que nuestros caminos se cruzasen de alguna manera, incluso le había puesto banda sonora a las escenas, por supuesto de peli chunga romántica de Antena 3 del sábado por la tarde.
Pero, sintiéndolo mucho y esperando que todos os sintáis decepcionados con mi actuación, muy poco propia de una reportera de este calibre, nada pude hacer. Sentí como si todos los músculos se me paralizasen, como si me hubiesen inyectado un veneno o algo así, o como cuando estás soñando y quieres despertar pero no puedes. Me puse tan increíblemente roja que sólo pude continuar con mi paseo mirando luego atrás para comprobar que no había sido un espejismo primaveral. Allí estaba, a las puertas de Teatro Lara (a partir de ahora mi teatro de confianza), con una sexy camiseta blanca rollo 'Abanderado', tan ajustadita, muy bronceado y con un peinado desaliñado perfecto y una mochila al hombro, como un marine, charlando con otro hombre que, por supuesto, no le llegaba ni a la suela de los zapatos.
Creo que me miró, quizás por el grado de penetración de mi sucia mirada, pero no estoy segura. Lo que más me llamó la atención, aunque ya lo sabía, es que ya no tenía esa voz tan rasgada y rota que tanto me pone, sino llena de seseo, un seseo pijo, pero sexy y sensual.
Me costó volver a la vida y recuperar mi tarde después de este episodio, peor lo conseguí, después de llamar a toda mi agenda amigas para provocar un poco de envidia, de la mala. Esta mañana, después de una mala noche dándole vueltas al tema, cuando me disponía a escribiros estas líneas, veo en la web de Telecinco unas fotillos de mi Duque en la revista Cuore, en plan campestre, en plan anuncio Casa Tarradellas. Con ellas os dejo. Espero que sepáis perdonarme como buenos fans, como todas las qie perdonamos a Ricky Martin por el engaño de tantos años...
P.D.: Miguel, call me. 696 696 6969. No puedo más....
Publicado el 8 de abril de 2010 a las 09:45.
