El chapuzón de Anita Obregón en Miami, sin 'maromo', pero con trikini
Archivado en: Ana Obregón
No os podéis imaginar lo que sufre una paparazzi viviendo la Semana Santa. Me he gastado una pasta en capirotes para ir en procesión y tengo una contractura en el cuello, por pasar tanto tiempo viendo hacia los balcones en busca de un beso inocente... Pero poco pude captar más allá de Melanie Griffith y su peineta o a Tita Cervera criticando a su nuera.
Le pedí a la Virgen, a Cristo y a todos los Santos que me ayudasen, pero no hubo manera: las vírgenes siguen brillando por su ausencia, no se ha producido ningún 'cristo' y los 'santos' están en peligro de extinción.
Todavía con el sonido de los tambores haciendo la vida imposible a mis migrañas, viajé a Canarias y de ahí a Baleares. Nada de nada. Cansada tras cuatro días de gymkana, pensé que lo más inteligente sería centrarme en la operación retorno. Así que me alquilé un coche y me pasé la tarde-noche del domingo en la entrada de Madrid, haciendo guardia. Tampoco hubo suerte.
Desesperada y temiendo un despido improcedente si volvía sin material a la oficina, recordé que Belén Esteban se había ido en autobús a Benidorm, y que quizás la clave estaría en vigilar la Estación Sur de Autobuses. Ni rastro.
Total, que se la he vuelto a colar a mi jefe. Como toda hija de vecina me acerqué a mi kiosko más cercano y me armé de valor. Arramplé con todas las revistas del corazón, en busca de alguna escapada, pero sólo encontré la solución a mi problema en los portales de ¡Hola! y ¡Qué me dices!. Mi salvación estaba cerca y mi jefe también. Eran las 8:00 A.M. del lunes. Tenía poco tiempo... y zás, que pun que pan... No podía faltar: Chapuzón de Ana Obregón en Miami. Es como el grito de tu madre prohibiéndote el baño antes de hacer la digestión o el Frigo Pie. Siempre están ahí, cada verano. Y no, no pienso decir eso de que está estupenda a sus cincuenta y tantos, por varias razones. Porque con operaciones y buena vida, "todas lo valemos". Y no, tampoco me da pena que esté sin 'maromo'. Si yo viajase a Miami y mi mayor preocupación fuese no mancharme el pelo con la cremita, le iban a dar al maromo.
Publicado el 14 de abril de 2009 a las 13:45.