Archivado en: robos, delitos, barcelona, hurtos, codigo penal
En Barcelona se comete un robo de un bolso, una cartera, teléfono u objeto personal aproximadamente cada tres minutos. Si el valor de lo robado no supera los 400 euros, es una falta. El problema de la seguridad ciudadana se centra sobretodo en la reincidencia en este tipo de hurtos. En líneas generales, los carteristas, aunque sean atrapados una y otra vez quedan invariablemente impunes de sus acciones. Para evitar este punto flaco, en septiembre de 2003 se modificó el Código Penal de forma que cuatro hurtos cometidos en un año pudieran considerarse delito.
Sin embargo, cinco años después, el alcalde Jordi Hereu pone de nuevo sobre la mesa la necesidad de cambiar el Código Penal para luchar de forma más efectiva contra la reincidencia. Así, el alcalde se cierra en banda y asegura que los efectivos policiales son suficientes, y que habría que reformar el Código. La opinión del conseller Saura es distinta: el código actual ya es suficiente, dice, lo que pasa es que no se está cumpliendo.Lo cierto es que la aplicación de la reforma no ha dado los frutos esperados, pues las faltas se juzgan por la vía rápida y eso impide acumularlas como delito. Y para más inri, el sistema informático actual tampoco lo permite, pues no existe un registro central de faltas. Por lo tanto, cuando un juez dicta una sentencia no tiene manera de conocer cuántas condenas por faltas ha tenido el acusado.
De manera que el muerto pasa a la Justicia, que responde en boca de la presidenta del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC), Maria Eugènia Alegret. Según ella, hace falta una urgente modernización y desjudicialización de la vida cuotidiana. Y, además, señala la falta de jueces (tenemos uno de los ratios más bajos de magistrados por habitante en Europa) como principal problema. Y mientras la pelota va pasando de mano en mano, en el tiempo de leer estas líneas ya se ha cometido otro hurto.
Publicado el 3 de diciembre de 2009 a las 19:15.