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Hay pocas cosas tan desesperantes como tener que enfrentarse a una compañía telefónica cuando se ha producido un error, no tenemos servicio, surgen dudas y, no digamos, queremos darnos de baja. Quien más quien menos ha pasado por la pesadilla de tener que llamar 30 veces para pedir que desconecten un servicio que nunca habíamos pedido, para notificar que seguimos recibiendo facturas aunque ya hace meses que nos cambiamos a otra compañía, para avisar que llevamos dos semanas sin internet, etc. Lo que les ha sucedido a los 34 vecinos de L’Hospitalet, que se enfrentan a facturas que suman 25.000 euros, es casi una tortura. No sólo por el hecho de que te reclamen por error una cantidad desorbitada de dinero por unas llamadas que no se hicieron nunca, pues algunos estaban de vacaciones, sino porque el proceso para deshacer el malentendido es largo y tortuoso. Y las compañías telefónicas no ayudan en lo más mínimo. De ahí que la mayoría de reclamaciones que recibe la OCU son desde hace años del sector de la telefonía. Una de las más sonadas proviene desde la otra punta del planeta, cuando una neozelandesa, tras quejarse a atención al cliente, recibió a los pocos minutos desde el mismo número de contacto al consumidor un sms que decía: “Jódete”. La señora montó en cólera.
No sorprende en absoluto que en los premios que FACUA-Consumidores en Acción organiza por primera vez para elegir a la peor empresa del año, entre las principales candidatas figuren tres empresas de telecomunicaciones; los consumidores las acusan de publicidad engañosa, falta de atención en las reclamaciones, prácticas abusivas y elevadas tarifas. Por esto se agradece que, recientemente, algunas operadoras de telefonía hayan empezado a recibir sanciones por su fraudulenta conducta comercial.
Publicado el 25 de febrero de 2010 a las 19:45.