La realidad de los futuros pensionistas
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No hay nada mejor para tomar el pulso a la ciudadanía que sentarse en un vagón de tren y hacer algo tan inevitable y quizás poco educado como prestar atención a las conversaciones ajenas. Si los políticos fueran inteligentes mandarían a topos por todos los transportes públicos para saber la verdadera opinión de los votantes. En una de esas conversaciones robadas, cuatro treinteañeros comentaban las noticias del día periódico en mano. Sus caras eran un poema: “La jubilación se atrasará hasta los 67”, leía uno. “El FMI advierte a España que debe bajar los sueldos para salir de la crisis”, cantaba el otro. Uno de los chicos se quejaba de que si le bajaban más el sueldo sería él entonces quien tendría que pagar a la empresa por trabajar. Su compañero le respondió malhumorado que aún gracias que tenía empleo, que a él se le acababa el paro en dos meses y eso sí que era un problema. Otra chica seguía leyendo titulares: “Los españoles no tienen cultura de ahorro y sólo el 20% tiene planes de pensiones”. Pero cómo voy a hacerme un plan de pensiones si estoy ahorrando para poder dar la entrada de un piso que me va a hipotecar hasta los setenta años, exclama. Eso, le contesta la otra, cómo voy a pensar en la vejez ahora si sólo tengo 34 años, y no tengo ni piso, ni novio y aún estoy pagando el crédito del Polo…
No muy lejos, un señor todo trajado de unos cincuenta años escuchaba atónito la conversación y se agarraba cada vez con más fuerza a su maletín. Cuando bajó del tren cogió rápidamente su móvil y empezó a teclear. Seguro que llamaba al banco para duplicar la cifra mensual de su plan de pensiones. Visto lo visto y oído lo oído, al pobre hombre le quedó clarísimo que, del Estado, no le iba a caer nada. Ni a los 65, ni a los 67, ni a los 70.
Publicado el 4 de febrero de 2010 a las 18:45.