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El Congreso de los Diputados ha rechazado este martes una proposición de ley de CiU que pedía la supresión del Impuesto de Sucesiones y Donaciones (que el Estado tiene cedido a las comunidades autónomas) para familiares directos de primer grado.
Este famoso impuesto es conocido en Catalunya como el ‘peaje de la muerte’, pues en la nación que gobierna el tripartit este tributo puede llegar a quedarse hasta el 30% de una herencia, lo que es 100 veces superior a otras autonomias. Para más inri, hay que pagarlo en metálico y en un terminio de seis meses. Ahora que se ha puesto de moda hablar de impuestos solidarios, vamos a ver los beneficios de este ‘peaje’. Básicamente, son tres, pero de ningún modo podrían ser calificados de solidarios, ya que este tributo potencia la evasión fiscal por parte de los más ricos; provoca también un tremendo impacto negativo sobre el ahorro de la clase media, es decir, la mayoría de familias; y por último, genera un escaso rendimiento. Consciente de todo ello, hace años que las haciendas forales vascas y navarras se dieron cuenta que no era justo cobrar impuestos a un cónyuge o a un hijo sobre bienes que por derecho natural les pertenece y que normalmente son producto del ahorro de una vida. Con el tiempo, ya son diez las CCAA que han eliminado el impuesto y muchas otras lo han reducido –a pesar de ser un impuesto estatal, las comunidades pueden establecer bonificaciones del 99 o del 100%–. En Catalunya, CiU lo intentó primero en el Parlament y ahora en el Congreso. La primera derrota ya auguraba la segunda, aunque en ésta tuviera el apoyo de ERC.
De esta manera, nada ha cambiado: cuando un catalán hereda un piso de 250.000 euros, debe desembolsar unos 45.000 a la hacienda local. Si esta misma persona viviera en Madrid, pagaría unos 400 euros. En el País Vasco, ni un euro.
Publicado el 17 de septiembre de 2009 a las 17:00.