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La Rambla ha entrado en quirófano y del lifting no se escaparán ni las estátuas humanas. El distrito ya está afilando el bisturí para situarlos en una nueva ubicación y mejorar su estética. La regulación de la actividad que prepara el Consistorio es parecida a la que se aplica a los músicos callejeros, que superan una selección para garantizar la calidad. En cuanto a la ubicación, se les trasladará a la zona baja, que es más ancha y los corros no impedirán la circulación de las personas. Sin duda, que uno de los espacios más visitados y emblemáticos de la ciudad fuera a la vez uno de los más descuidados (incivismo por las noches, hurtos contínuos, etc.) hacían necesaria sin más dilación esta actuación. Sin embargo, se hace difícil imaginar la Rambla sin sus estatuas vivientes.
Es cierto que transitar por allí es casi una carrera de obstáculos, ya que en este concurrido espacio conviven un número cada vez mayor de artistas, junto a personas que piden limosna sentadas en el suelo, trileros, carteristas y, a medida que el paseo llega a la estatua de Colón y se hace de noche, con prostitutas. Por lo tanto, bienvenida sea esta nueva normativa para las estatuas callejeras, puesto que muchas ciudades del mundo cuentan con ella.
Y sin embargo, tal texto ya existe en Barcelona desde 2007, aunque no tiene rango de ordenanza municipal. Entre otras cosas, indica que no pueden llevar máscara, ni recurrir a expresiones violentas, ni exigir una retribución. Además, el atuendo y el maquillaje deben ser de fabricación propia y sólo pueden instalarse en los puntos designados. Como los ciudadanos compraban cada día, ni caso. De ahí que muchos de estos artistas reciban con buenos ojos estas exigencias de calidad, ya que señalan que las mafias del este ya están entrando en el negocio, recaduando hasta 6.000 euros mensuales por estatua. A su manera, la reestructuración de empleo ha llegado a la Rambla.
Publicado el 8 de octubre de 2009 a las 18:15.