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Austeridad y relevos en algunas áreas. Este es el plan de Jordi Hereu de aquí hasta las elecciones para mantener su candidatura a la alcadía. Tras el descalabro sufrido en la consulta de la Diagonal, el dirigente socialista tiene doce meses de prórroga en los que, más que marcar algún gol, lo que se propone es dejar de encajar reveses e intentar no molestar al árbitro, que le ha pitado faltas, una amarilla y tiene en mano ya la roja. Durante este año tiene muy poco margen de error, no sólo hacia la ciudadanía, sino también hacia su partido. El PSC cerró filas con Hereu, mirará con lupa cómo evoluciona su popularidad hasta las autonómicas de otoño. Porque lo que está en juego no es sólo la alcaldía de Barcelona, sino la vuelta de los herederos de Pujol al Parlament. La capital catalana siempre ha sido terreno de juego de los socialistas, pero el desencanto ciudadano hacia la política de los últimos años no sólo castigarían al partido en las urnas locales; sin duda, la Diagonal es suficientemente larga para llegar hasta la Ciutadella y dar un empujoncito a los convergentes.
En esta lucha inicial de Hereu por hacerse dueño de la pelota durante este año, ha hecho rodar la cabeza de su mano derecha, Carles Martí, primer teniente de alcalde y a quien se le atribuyó todo el peso de la consulta. Por fin, ha despertado bruscamente de sus sueños olímpicos y reformadores para darse cuenta –¡tan tarde!– que “ahora toca luchar contra la crisis”. Le harán falta muy buenas ideas para demostrar que realmente está preparado para levantar la ciudad y la confianza de los ciudadanos, que ya no saben si Jordi Hereu sigue siendo «el alcalde de la gente», como a él siempre le ha gustado definirse.
Publicado el 20 de mayo de 2010 a las 19:30.