El gusto por la lectura dura un día
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Parece imposible que alguien no se pueda enamorar de una tradición como la Diada de Sant Jordi. También les sucede a los turistas que desconocen la jornada y visitan por casualidad el país durante este día, que quedan prendados por la armónica combinación de flores, amor y cultura que inunda las calles con un manto colorista, invitando a la gente a hacer lo que, como mucho –y sólo un pequeño porcentaje- hace diez veces al año: comprar un libro. Detrás de este día marcado por el ansia de encontrar el libro más apetecible, ya sea para nosotros o como regalo, se esconde un espejismo cultural que desgraciadamente dura demasiado poco. La realidad es que las ventas de Sant Jordi son vitales para la mayoría de las librerías catalanas, pues gracias a esta jornada se ingresa el 10% de facturación anual. Sabemos de la importancia de la lectura y, desde que en el año 2000 se puso en marcha el Plan de Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura, se han conseguido tímidos avances, ya que el porcentaje de lectores ha aumentado hasta llegar al 58%, cuando antes no llegaba a la mitad.
Quizás el logro más destacado se ha realizado en la literatura infantil. Harry Potter encantó con su varita a millones de potenciales lectores que tuvieron la suerte de descubrir el gusto por la lectura sin pasar por la necesidad. Así, por tramos de edad, los que más leen son los niños de 10 a 13 años, de los que se declaran lectores un 91,2%, según datos de un estudio publicado en 2009. También indica que el perfil del lector español es el de una mujer joven, universitaria y urbana que prefiere la novela. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos, aturdidos por un mundo con potentes tentáculos disuadorios, reducen la lectura al uso indispensable.
Publicado el 22 de abril de 2010 a las 19:45.