Las opiniones no son mentiras
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Sin duda es la noticia de la semana. En una acción sin precedentes, doce empresas editoras han publicado un editorial conjunto en defensa del Estatut bajo el nombre "La dignidad de Catalunya”. Objetivamente, se trata de un texto constructivo que da una opinión muy clara y concisa y que no pide otra cosa que respeto por la voluntad de un pueblo en unas urnas.
Se puede estar más o menos de acuerdo con esta opinión, y se puede tener un punto de vista totalmente opuesto a lo expresado en dicho texto, pero no es comprensible que se tache de “falacia” o de “mentira” una opinón. Si las respuestas a este editorial provocan reacciones como que “los catalanes son los nazis de los judíos españoles”, que estamos “enfermos” por pensar así y que somos “separatistas”, es que a) a la sociedad le falta un elevado grado de madurez, o b) hay una clara intención de inspirar mala fe.
Si a la voluntad de un pueblo –que por el hecho de pasar por un referéndum ya es constitucional–, se la despoja y rebaja a la mínima expresión, y aún así tampoco se acepta, es que no hay posibilidad de entendimiento o de diálogo. Mientras sólo se conciba una sola España posible, qué sentido tiene una Constitución?
No puedo dejar de comentar lo significativa que es esta unidad mediática, sin embargo este texto no debería haber surgido de las empresas editoras, sino de los políticos que nos representan. Si ellos hubieran mostrado una unidad en bloque desde un principio, posiblemente no se hubiera llegado a esta situación actual donde un Tribunal Constitucional está juzgando bajo presiones de todo tipo una ley orgánica que por sí sola ya es constitucional. Con todo este proceso está consiguiendo desligitimarse a sí mismo y poner en evidencia un vacío legal que pone en entredicho la democracia.
Publicado el 26 de noviembre de 2009 a las 17:45.